miércoles, 31 de diciembre de 2014

imágenes desbocadas

"Una noche de mayo, la misma voz había dicho: "La otra mañana iba camino de mis clases sobre adornos florales. Llovía sin cesar desde días atrás, de modo que abrí mi paraguas. Bajaba por las escaleras de piedra, cuando una golondrina surgió súbitamente y casi vino a refugiarse bajo mi paraguas. Me dio tal susto que por poco me voy al suelo." Pero cuando el general respondió que había tenido suerte de no rodar escaleras abajo, Makiko dijo que no había querido referirse a eso, sino al peligro corrido por la golondrina, que bien pudo quebrarse las alas contra los nervios metálicos del paraguas. Isao, al oírla, había imaginado aquel momento crítico y sus cautivantes caracteres. El rostro de una mujer cruzó con luz rápida por sus ojos; un rostro pálido, al que el papel impermeable de que estaba hecho el paraguas le prestaba un tinte verdoso. Sus mejillas estaban húmedas por la fina lluvia que todo lo penetraba y toda su expresión mostraba un tenso interés. Allí estaba la quintaesencia de la mujer asomada a la propia femineidad. Y la golondrina, segura gracias al interés de la mujer, ríe de su piedad y arriesga hasta lo último, mientras coquetea con la muerte. Queriendo herir aunque ella misma resulte herida, la golondrina obedece a un impulso rebelde y actúa como la hoja de una espada que intentara deshacer los arco iris de mayo. Su ojo está fijo en el momento supremo. Y sin embargo, ese momento no llega. La ansiedad se desvanece en poesía: la hermosa mujer se encamina a sus clases de adorno floral; la golondrina emerge;  se separan, y cada una sigue sus bifurcados caminos."

Caballos desbocados - Yukio Mishima


lunes, 29 de diciembre de 2014

sobre el acto de vivir

La vida es un viaje experimental, hecho involuntariamente. Es un viaje del espíritu a
través de la materia y, como es el espíritu quien viaja, es en él donde se vive. Hay, por eso,
almas contemplativas que han vivido más intensa, más extensa, más tumultuosamente que
otras que han vivido externas. El resultado lo es todo. Lo que se ha sentido ha sido lo que se
ha vivido. Uno se recoge de un sueño como de un trabajo visible. Nunca se ha vivido tanto
como cuando se ha pensado mucho.
Quien está en el rincón de la sala baila con todos los bailarines. Lo ve todo y, porque lo
ve todo, lo vive todo. Como todo, en súmula y ultimidad, es una sensación nuestra, tanto
vale el contacto con un cuerpo como su visión o, incluso, su simple recuerdo. Bailo, pues,
cuando veo bailar. Digo, como el poeta inglés, al narrar que contemplaba, tumbado en la
hierba, a tres segadores: «Un cuarto está segando, y ése soy yo».

Pessoa inédito  - Fernando Pessoa


viernes, 26 de diciembre de 2014

ideas fijas

"Entré una tarde en una camisería conocida con el fin de comprar una corbata. El empleado, que no estaba atendiendo a nadie, y que me conocía desde hacía mucho tiempo, me saludó jovialmente.     "Buenas tardes, señor doctor".     "No soy doctor, le dije, y era verdad. ¿Por qué me considera doctor?"     "Ah, yo realmente pensaba...", respondió él tranquilamente. 
Pedí corbatas, escogí la que más me gustaba, pagué. En ese momento, el otro empleado, que también me conocía de antiguo, se acercó a su colega.     "Buenas tardes", les dije a ambos. Los dos empleados se inclinaron amables y sincrónicos y, como uno solo, respondieron:     "Buenas tardes, señor doctor, y muchas gracias".  

Yo, el doctor - Fernando Pessoa




miércoles, 24 de diciembre de 2014

the whole and its parts

"This apartment is in all its glory at seven o’clock in the morning, when Mme. Vauquer’s cat appears, announcing the near approach of his mistress, and jumps upon the sideboards to sniff at the milk in the bowls, each protected by a plate, while he purrs his morning greeting to the world. A moment later the widow shows her face; she is tricked out in a net cap attached to a false front set on awry, and shuffles into the room in her slipshod fashion. She is an oldish woman, with a bloated countenance, and a nose like a parrot’s beak set in the middle of it; her fat little hands (she is as sleek as a church rat) and her shapeless, slouching figure are in keeping with the room that reeks of misfortune, where hope is reduced to speculate for the meanest stakes. Mme. Vauquer alone can breathe that tainted air without being disheartened by it. Her face is as fresh as a frosty morning in autumn; there are wrinkles about the eyes that vary in their expression from the set smile of a ballet-dancer to the dark, suspicious scowl of a discounter of bills; in short, she is at once the embodiment and interpretation of her lodging-house, as surely as her lodging-house implies the existence of its mistress. You can no more imagine the one without the other, than you can think of a jail without a turnkey. The unwholesome corpulence of the little woman is produced by the life she leads, just as typhus fever is bred in the tainted air of a hospital. The very knitted woolen petticoat that she wears beneath a skirt made of an old gown, with the wadding protruding through the rents in the material, is a sort of epitome of the sitting-room, the dining-room, and the little garden; it discovers the cook, it foreshadows the lodgers — the picture of the house is completed by the portrait of its mistress."

Father Goriot - Honoré de Balzac






lunes, 22 de diciembre de 2014

lo general encerrado en el detalle

"Como todos saben, los pueblos primitivos temen que la cámara los despoje de una parte de su identidad. En las memorias que publicó en 1900 al cabo de su larga vida, Nadar refiere que Balzac también sufría de un "vago temor" de que lo fotografiaran. Su explicación, de acuerdo con Nadar, era que

todo cuerpo en estado natural  estaba conformado por una sucesión de imágenes espectrales superpuestas en capas infinitas, envueltas en películas infinitesimales  [...] Como el hombre nunca ha sido capaz de crear, es decir, hacer algo material a partir de una aparición, de algo impalpable, o de fabricar un objeto a partir de la nada, cada operación daguerriana iba por lo tanto a apresar, separar o consumir una de las capas del cuerpo en la que se enfocaba.

Parece oportuno que Balzac hubiera sufrido esa turbación particular. "El temor de Balzac ante el daguerrotipo era real o fingido? - pregunta Nadar-  Era real..."; pues el procedimiento fotográfico es una materialización, por así decirlo, de lo que resulta más original en su procedimiento novelístico. La operación balzaquiana consistía en magnificar detalles diminutos, como en una ampliación fotográfica, yuxtaponer rasgos o detalles incongruentes, como en una exposición fotográfica: al adquirir expresividad de este modo, toda cosa puede ser relacionada con cualquier cosa. Para Balzac, el espíritu de todo un medio social podía revelarse mediante un único detalle material, por baladí o arbitrario que pareciera. Toda una vida puede ser sintetizada en una aparición momentánea.  Y un cambio en la apariencia es un cambio en la persona, pues él se rehusaba a postular una persona "real" velada por estas apariencias. La antojadiza teoría de Balzac expresó Nadar, según la cual un cuerpo se compone de una serie infinita de "imágenes espectrales", es perturbadora por análoga a la teoría presuntamente realista expresada en sus novelas, en las que una persona es una acumulación de apariencias a las que se les puede extraer, mediante el enfoque apropiado, capas infinitas de significación. Visualizar la realidad como una sucesión infinita de situaciones que se reflejan mutuamente, extraer analogías de las cosas más disímiles, es anticipar la manera característica de percepción estimulada por las imágenes fotográficas. La realidad misma empieza a ser comprendida como una suerte de escritura que hay que decodificar, incluso cuando las imágenes fotográficas fueron al principio comparadas con la escritura. "

Sobre la fotografía - Susan Sontag


viernes, 19 de diciembre de 2014

la vanidad

"Escocia era un paraíso particular del que pocos iniciados podían hablar, haciendo que los demás se sintieran insignificantes.
-¿Vas a Escocia estas vacas?
-¡Pues claro! Vamos todos los años.
- Mi padre tiene cinco kilómetros de río.
-El mío me va a regalar una escopeta nueva. Hay caza en abundancia en el sitio que vamos. ¡Largo de ahí Smith! ¿Qué estás escuchando? ¡Si tú nunca has puesto un pie en Escocia! Me juego lo que quieras a que no sabes cómo es un urogallo...
A lo cual seguía la imitación del canto del urogallo, del ciervo en la berrea, del acento de los lugartenientes y de los jefes de los clanes, etcétera.
Y a veces se llevaba a efecto el interrogatorio de los chicos nuevos de dudoso origen social, interrogatorios sorprendentes por su mezquindad, si se piensa que los inquisidores eran chicos de doce o trece años.
-¿Cuánto gana tu padre al año? ¿En qué parte de Londres vives? ¿Eso es Knightsbridge o ya es Kensington? ¿Cuántos cuartos de baño hay en tu casa? ¿Cuántos criados tienen tus padres? ¿Tienes mayordomo? Bueno, ¿y cocinera? ¿Dónde te mandan a hacer la ropa? ¿A cuántos espectáculos vas en las vacaciones? ¿Cuánto dinero te has traído para el trimestre? Y así hasta la saciedad.
He llegado a ver a uno de los pequeños, recién llegado al colegio, con apenas ocho años, mintiendo a la desesperada para salir bien de semejante catequesis:
-¿Tus padres tienen coche?
-Sí
-¿Qué marca?
- Un Daimler
-¿De cuántos caballos?
-(Pausa, y salto al vacío)
-Quince
-¿Qué clase de faros lleva?
El chiquillo está desconcertado
-¿Qué clase de luces? ¿Eléctricas o de acetileno?
(Pausa más larga, nuevo salto al vacío)
-De acetileno
-¡Venga ya! Dice que el coche de su padre lleva faros de acetileno, Dejaron de fabricarse hace años. Tiene que ser viejísimo.
-¡Y una mierda! Se lo está inventando todo. No tiene coche. No es más que un jornalero, y su padre también.
Y así sucesivamente."

El león y el unicornio y otros ensayos - George Orwell



lunes, 15 de diciembre de 2014

culpables de no saber

"Desde muy temprano supe que uno podía hacer cosas malas en contra de su voluntad, y no tardé mucho en descubrir que se pueden hacer cosas malas sin llegar a saber nunca qué era lo malo o por qué lo era. Había pecados tan sutiles que no tenían explicación posible, y había otros que eran demasiado terribles y que no podían ni siquiera mencionarse. Por ejemplo, el sexo, que siempre barboteaba bajo la superficie de las cosas, y que de pronto  fue pasto de una gran llamarada cuando yo tenía unos doce años.
El algunos colegios preparatorios, la homosexualidad no es un problema, pero creo que en St Cyprian había pasado a considerarse de "mal tono" debido a la presencia de chicos sudamericanos, que tal vez maduraban uno o dos años antes que cualquier muchacho inglés. A aquella edad, a mí eso no me interesaba, de modo que desconocía en realidad qué estaba sucediendo, aunque supongo que no pasaban de ser masturbaciones en grupo. En cualquier caso,  un buen día se desató una tempestad sobre nuestras cabezas. Hubo citaciones, interrogaciones, confesiones, azotainas, arrepentimientos, solemnes sermones de los que no entendíamos nada, salvo que algún pecado sin redención posible, calificado de "porquería" o "bestialidad", se había cometido entre nosotros. Uno de los cabecillas, un muchacho llamado Horne, fue azotado, según testigos presenciales, durante nada menos que un cuarto de hora, antes de ser expulsado del colegio. Sus alaridos se oyeron por todo el edificio. Pero es que estábamos todos implicados, o nos considerábamos implicados de un modo u otro. La culpabilidad parecía suspensa en el aire como un velo, como el humo. Un imbécil de solemnidad, un profesor ayudante que con el tiempo iba a ser parlamentario, se llevó a los alumnos de más edad a una sala cerrada y les endilgó una charla sobre el Templo del Cuerpo.
-No os dáis cuenta de que vuestro cuerpo es algo maravilloso? -dijo con gravedad- Habláis de vuestros coches, de vuestros  fenomenales Rolls Royce, Daimler etc. ¿No comprendéis que ningún motor podrá compararse jamás con la excelsitud de vuestro cuerpo? ¡ Y váis y lo echáis a perder, lo destrozáis, ...de por vida!
Clavó en mí sus ojos cavernosos y exclamó con tristeza.
- Y precisamente tú, a quién siempre había considerado como una persona decente, aunque a tu manera, tú, tengo entendido, eres uno de los peores.
Sentí que caía sobre mí la condenación. Así pues, también yo era culpable. También yo había cometido el hecho indecible, fuera lo que fuese, que nos destrozaba de por vida en cuerpo y alma, que había de terminar en el suicidio o en el manicomio. Hasta este momento había yo mantenido la esperanza de ser inocente, pero la convicción del pecado que en ese momento se apoderó de mí fue tanto más intensa por no tener ni la más remota idea de qué era lo que había hecho. No me encontraba yo entre los que habían sido interrogados y azotados, y hasta que terminó toda la trifulca nunca llegué a saber cuál era el trivial accidente que había relacionado mi nombre con lo acontecido. Ni siquiera entonces entendí nada. Hasta unos dos años más tarde no acerté a comprender del todo a qué hizo referencia aquella charla sobre el Templo del Cuerpo."
En aquel entonces yo atravesaba una fase casi totalmente asexual, cosa que es normal, o al menos corriente, en los chicos de mi edad. Me encontraba por tanto en situación de saber y de no saber eso que antes se llamaba las realidades de la vida."

El león y el unicornio y otros ensayos - George Orwell



viernes, 12 de diciembre de 2014

the lamb toy


 "One time, investigating in the backyard of our house in Temuco the tiny objects and minuscule beings of my world, I came upon a hole in one of the boards of the fence. I looked through the hole and saw a landscape like that behind our house, uncared for, and wild. I moved back a few steps, because I sensed vaguely that something was about to happen. All of a sudden a hand appeared — a tiny hand of a boy about my own age. By the time I came close again, the hand was gone, and in its place there was a marvelous white sheep.

The sheep’s wool was faded. Its wheels had escaped. All of this only made it more authentic. I had never seen such a wonderful sheep. I looked back through the hole, but the boy had disappeared. I went into the house and brought out a treasure of my own: a pinecone, opened, full of odor and resin, which I adored. I set it down in the same spot and went off with the sheep."

Childhood and poetry - Pablo Neruda


jueves, 11 de diciembre de 2014

la amnesia del despertar

"Nos despertamos en medio de la oscuridad sin saber nada de lo que sabíamos. ¿Dónde estamos, qué ocurre?  Por un momento, no recordamos nada. Ignoramos si somos niños o adultos, hombres o mujeres, culpables o inocentes. ¿Estas tinieblas son las de una noche o las de un calabozo?
Con más agudeza aún, ya que se trata del único equipaje que tenemos, sabemos lo siguiente:  estamos vivos. Nunca lo estuvimos tanto:  sólo estamos vivos. ¿En qué consiste la vida en esa fracción de segundo durante esa fracción de segundo que tenemos el raro  privilegio de carecer de identidad ?
En esto: tener miedo.
No obstante, no existe mayor libertad que esta breve amnesia del despertar. Somos el bebé que conoce el lenguaje. Con una palabra podemos expresar este innombrable descubrimiento del propio nacimiento:  Nos sentimos propulsados hacia el terror de lo vivo."

Diario de golondrina - Amélie Nothomb




martes, 9 de diciembre de 2014

descubriendo caracteres

"Sobre un solo ser humano, tal y como realmente es, podría escribirse un libro entero, pero tampoco así se lo agotaría, y nunca se habría dicho todo sobre él. Si se rastrea, en cambio, la forma como uno piensa en una persona, cómo la evoca y la conserva en su memoria, se obtendrá una imagen mucho más simple: son unos pocos atributos los que llaman la atención de ella y la distinguen particularmente de otras. Uno exagera esos atributos a expensas de los restantes, y en cuanto los hemos llamado por su nombre, pasan a desempeñar un papel decisivo en el recuerdo que de esa persona guardamos. Constituyen aquello que más profundamente se nos ha grabado, son el carácter.
Así, cada cual lleva dentro de sí un sinnúmero de caracteres, estos conforman el tesoro de sus experiencias y determinan la imagen que él mismo se hace de la humanidad. No existen demasiados tipos humanos de esos, son transmitidos y se heredan de una generación a otra. Con el tiempo van perdiendo su agudeza y se convierten en lugares comunes. Un avaro, se dice, un necio, un loco, un envidioso.  Creo que sería provechoso inventar caracteres nuevos que aún no se hayan desgastado y vuelvan  a despertar nuestro interés por ellos. La tendencia a ver a los seres humanos en su diversidad es elemental y debe ser alimentada.  No debe dejarse desanimar por el hecho de que un ser humano completo esté integrado por mucho más de que pueda caber en un carácter semejante. Deseamos que los hombres sean de muy diversa índole, no querríamos que fuesen iguales aunque lo fueran. Puede que veamos a más de uno de esos caracteres como esbozos de personajes novelescos, otros son pretextos para autocontemplarse. A la primera ojeada uno encuentra conocidos, pero a la segunda se encuentra a sí mismo. Quizás esto irrite a quien solo puede verse revestido de solemnidad. Aunque por suerte hay muchos para quienes la verdad se halla por encima de la autocomplacencia. No es una verdad simple, pues acabaremos reconociéndonos en varios de esos  caracteres."

El testigo oídor - Elías Canetti



viernes, 5 de diciembre de 2014

the neglected bridge

On Friday noon, July the twentieth, 1714, the finest bridge in all Peru broke and precipitated five travellers into the gulf below. This bridge was on the high-road, between Lima and Cuzco and hundreds of persons passed over it every day. It had been woven of osier by the Incas
more than a century before and visitors to the city were always led out to see it. It was a mere ladder of thin slats swung out over the gorge, with handrails of dried vine.  Horses and coaches and chairs had to go down hundreds of feet below and pass over the narrow torrent on rafts, but no one, not even the Viceroy, not even the Archbishop of Lima, had descended with the baggage rather than cross by the famous bridge of San Luis Rey. St. Louis of France himself protected it, by his name and by the little mud church on the further side. The bridge seemed to be among the things that last forever;
It was unthinkable that it should break. The moment a Peruvian heard of the accident he signed himself and made a mental calculation as to how recently he had crossed by it and how soon he had intended crossing by it again. People wandered about in a trance-like state, muttering; they had the hallucination of seeing themselves falling into a gulf.

The bridge of San Luis Rey - Thornton Wilder








miércoles, 3 de diciembre de 2014

dos mentes unidas o una misma mente

"Martin Buber cuenta en una de sus múltiples antologías que Rabi Elimelech estaba sentado una noche cerca de sus discípulos cuando un sirviente de buena fe le trajo un plato de sopa. Al querer devolverlo porque no tenía hambre, el rabino sin querer derramó el líquido sobre la mesa. Convencido de las posibles repercusiones antisemitas del incidente, uno de sus alumnos, Mendel de Rimanov, exclamó horrorizado: "Pero....¿qué ha  hecho usted, Rabi Elimelech? Ahora a todos los judíos nos mandarán a la  cárcel..." a lo que el maestro respondió: "No temas, hijo mío"  Algún tiempo después se supo que en aquel día, exacto a la misma hora, un edicto dirigido contra la población judía de Polonia fue presentado al emperador para ser firmado pero, pese a  que tenía la pluma lista, algo siempre lo interrumpía. Finalmente, dispuesto a consumar el acto de una vez por todas, el emperador, al extender la mano, sin querer volcó el tintero sobre el papel. Entonces rompió el edicto y prohibió que se lo trajeran de nuevo."
La parábola, a mi gusto, es asombrosa. Un lazo secreto y misterioso se extiende entre el emperador y el rabino, un vínculo milagroso, sobrenatural, o quizás meramente coincidencial:  uno derrama la sopa para que el otro, al perder el equilibrio, manche el documento legal y no perjudique a la minoría hebrea. Más allá de su circunstancia inmediata, ambos personajes están inevitablemente unidos por una fuerza superior: un Ojo secreto que rige su universo a partir de concomitancias y repeticiones, como si fuera una relojería inexplicable y perfecta y no un ars aleatoria .  Hechos así, no cabe duda, ocurren a diario sin que lo sepamos; y aunque fuésemos testigos, nuestra razón empírica los descartaría como imposibles e insensatos. El azar es arbitrario  y caótico y al caos -i.e., el orden del desorden- lo apreciamos pero sin respetarlo. ¡Cuán equivocados estamos!  A estas alturas de la Ilustración, que empezó con la Revolución Francesa y continúa luego de infinitas mutaciones, creemos (o queremos creer) que la nuestra es una realidad rígida, regida por leyes naturales fijas e inmutables, una realidad donde no hay cabida para milagros, donde las cosas son así y sanseacabó. Despreciamos la superstición y ninguneamos la religión. "Todo es cuantificable", nos repetimos una y otra  vez, "todo es lógico y constante, y ha sido dispuesto para que el criterio del científico lo estudie, analice y luego concluya que sí o que no, que hay que ver las cosas de esta manera o de aquella otra y nada más"

Antología de cuentos de terror y misterio - Ilán Stavans



lunes, 1 de diciembre de 2014

rituales de sanación

"El sacerdote le tocó suavemente el oído, recitando un ensalmo. Vertió en él unas gotas de bálsamo y la miró fijamente a los ojos tímidos. Y poco a poco, mientras la miraba así, asomó una sonrisa a sus labios y ella sonrió a su vez.  La verdadera influencia sobre los demás no es consecuencia de un momento de elocuencia ni de unas cuantas palabras bien elegidas, sino de la acumulación de toda una vida de pensamientos cuyo poso se asienta en la mirada. Y hay algo mejor que curar la enfermedad, y es aceptarla y compartir con el enfermo la aceptación. El dolor del oído no se le aplacó enseguida, pero Argo hizo creer a sus padres que así había sido, pues la otra curación no la habrían entendido, y durante toda la noche, en lugar de quejarse, apretó contra su oído la bolsita de hojas de laurel que él le había dado y revivió en su pensamiento aquel encuentro y aquella mirada. Desde entonces nunca volvió a intercambiar una palabra con el sacerdote, pero cuando coincidía con él en el camino, su corazón se llenaba de emoción; entonces lo saludaba tímidamente y sus párpados se entornaban en una rápida e íntima mirada, y él a su vez la obsequiaba con una discreta sonrisa apenas esbozada."

La mujer de Andros - Thornton Wilder



viernes, 28 de noviembre de 2014

la nefasta pertenencia

"Para la mayoría la vida conventual era semillero de chismes, intrigas y conjuraciones:  toda la variedad de la pasión cabalista, como llamaba Fourier a ese amor por el poder que nos lleva a formar camarillas y bandos.  Esta pasión, dice el gran utopista, "es un entusiasmo calculador" La unión de cálculo y ambición es el veneno secreto que, conjuntamente, anima y corrompe, la vida de las asociaciones cerradas:  la Corte, la Iglesia, la Milicia, la Universidad, el Partido, la Academia.  La pasión cabalista, alianza de ambición y envidia, sobre todo en su forma vulgar:  la politiquería, busca para satisfacerse la complicidad de los demás. El precio es alto:  para servirse de los otros, el ambicioso no tiene más remedio que servirlos. Sor Juana se quejó mucho de las intrigas y envidias de sus hermanas; es casi seguro, además, que su renuncia a las letras haya sido el resultado de una cábala clerical en su contra. Pero ella también, según se verá más adelante, dominó este arte hecho de ingenio, disimulo, paciencia y sangre fría. Sobrevivió durante más de veinte años de vida conventual y de intrigas ecclesiásticas y palaciegas, no sólo gracias a sus prendas morales e intelectuales sino a su habilidad. La forma en que se sirvió de sus relaciones con el palacio virreinal revela un tino político nada común. Como las otras mujeres de su familia, Juana Inés fue una naturaleza correosa y flexible, terca y sinuosa, deferente pero obstinada."

Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe - Octavio Paz


miércoles, 26 de noviembre de 2014

pensamientos retorcidos

" De camino a la escuela Erika ve inevitablemente por todos lados la destrucción de individuos y comestibles, pocas veces ve que algo crece y florece. Tan sólo en el parque del ayuntamiento o en el parque público, donde las rosas y los tulipanes brotan carnosos. Pero incluso éstos se precipitan, porque llevan en sí mismos el proceso de descomposición. Es lo que piensa Erika. En sólo el arte tiene una existencia más duradera. Erika lo cuida, lo poda, lo ata a una guía, lo desmaleza y finalmente cosecha. Pero, ¿quién sabe todo lo que se ha perdido o ha sido acallado injustamente? Cada día muere una pieza musical, una novela o un poema porque ya no posee razón de existencia en nuestro tiempo. Y lo que parecía eterno ha perecido, ya nadie lo conoce. Aun cuando habría merecido seguir existiendo. En el curso de piano de Erika ya hay niños que machacan a Mozart o a Haydn, los más avanzados se deslizan sobre los patines de Brahms y Schumann, cubriendo el bosque de la literatura musical con sus babas de caracol. "

La profesora de piano - Elfriede Jelinek



lunes, 24 de noviembre de 2014

the little hard flame of truth

"I saw the Daily Mirror   to-day -the Zeppelin wrecks, etc.,how exhausted one is by all this fury of strident lies and foul death. But less and less does the world matter to one -people, and all they say or do, life, all that is out there in the world - it ceases to have any significance. Nothing matters, in the end, but the little hard flame of truth  one had inside oneself and which does not blow about in the draught of blasphemus living. It seems to me, things matter to one less and less and less, till little remains to one but the pure abstraction within one, and that is inviolable.

Still, I know that there are some other people, who have the same abstraction, who live finally by the central truth, and by nothing of the loathsome outer world. And in the end, I hope we can add our spirit together, unite in essential truthfulness, and create a new well-shapen life out of the smashed mess of the old order - I do believe we can, in time. But we have to give ourselves time -heaven knows how long."

September,27, 1916

The letters D.H. Lawrence



viernes, 21 de noviembre de 2014

porque no nos conocemos

-Me acuerdo que cuando la corriente se iba en casa de mi abuela, era costumbre que todos tuviéramos que decir alguna cosa- continuó Shoba.
Shukumar apenas podía ver sus ojos, si bien su tono le decía que tenía los ojos entrecerrados, como si trataran de concentrarse en un objeto distante. Era un hábito que tenía.
- ¿Qué tipo de cosa?
-No sé. Unos versos cortos. Un chiste. Un dato cualquiera acerca del mundo. Por alguna razón mis parientes siempre querían que les dijera los nombres de mis amigas en América. No sé porqué les interesaba tanto esa información. La última vez que vi a mi tía, me preguntó por cuatro chicas con quien fui a la escuela en Tucson. Yo apenas si me acordaba de ellas.
..........................................................................................................................................................
 -¿Porqué no lo hacemos- propuso ella de repente.
-¿Hacer qué?
-Decirnos algo en la oscuridad
-¿Cómo qué? No me acuerdo de ningún chiste.
- No, no hablo de chistes -Shoba pensó por un minuto- ¿Por qué no nos decimos algo que nunca nos hayamos dicho antes?
-En la escuela jugábamos a un juego así - recordó Shukumar - Cuando bebíamos más de la cuenta.
-Ya. Te refieres al juego de contar verdades. Pero yo quiero decir otra cosa. Muy bien, empiezo yo. -Shoba bebió un sorbo de vino - La primera vez que estuve a solas en tu apartamento, espié en tu agenda de direcciones, para ver si habías apuntado la mía. Me parece que entonces hacía dos semanas que nos conocíamos.
-¿Dónde estaba yo?
-Al teléfono, en la habitación de al lado. Era tu madre, así que supuse que estarías ocupado un buen rato. Quería saber si mi consideración había ascendido del simple teléfono garrapateado en una margen del periódico.
-¿Y era así?
-No. Pero no me desanimé. Ahora te toca a ti."

Intérprete de emociones - Jhumpa Lahiri



miércoles, 19 de noviembre de 2014

justicia vaga

"Cuando Honda reflexionaba sobre su propio carácter no tenía otro remedio que reconocer que era un hombre poseído por una gran fuerza de voluntad. Sin embargo, no podía evitar al mismo tiempo el pensamiento receloso de que tal voluntad nada podría cambiar en el curso futuro del mundo. ¿Futuro? Nada de la vida contemporánea. A menudo había emitido fallos que resolvían sobre la vida y la muerte de sus semejantes. Un veredicto con una sentencia de muerte podría aparecer como algo trascendental, de gran significado en el momento de ser dictado; pero con el paso de los años, puesto que todos los hombres deben morir, la decisión se transformaba en poca cosa:  apenas una imperceptible aceleración que había apresurado un poco el destino final de un hombre. Su muerte se inscribía en un libro especial, y, a partir de ahí, el olvido se encargaba de arrinconar y convertir en humo aquel episodio. En cuanto a las desagradables condiciones en que se desenvolvía el mundo actual, aunque su voluntad nada tenía que ver con ellas ni con las causas que las produjeran, debía encontrarse siempre a entera disposición de ellas; pero también debía resolver según inalterables principios de justicia. Lo único que podía afirmar es que ignoraba cuántas veces el juicio provenía de su pura razón y cuántas estaba condicionado por el modo de pensar del momento en que había emitido el juicio."

Caballos desbocados - Yukio Mishima



lunes, 17 de noviembre de 2014

a striking realization

"In the nine o'clock twilight, as I approached the school building from across the street, there was a light on in the orthopedic appliances shop. I was startled to see a live person in the shopcase, a hefty girl of about thirty, in a green, yellow and lavender chiffon dress. She was changing the truss on the wooden dummy. As I came up to the show window, she had evidently just taken off the old truss; it was under her left arm (her right "profile" was toward me), and she was lacing up the new one on the dummy. I stood watching her, fascinated, till suddenly she sensed, then saw, that she was being watched. I quickly smiled--to show her that this was a no hostile figure in the tuxedo in the twilight on the other side of the glass--but it did no good. The girl's confusion was out of all normal proportion. She blushed, she dropped the removed truss, she stepped back on a stack of irrigation basins--and her feet went out from under her. I reached out to her instantly, hitting the tips of my fingers on the glass. She landed heavily on her bottom, like a skater. She immediately got to her feet without looking at me. Her face still flushed, she pushed her hair back with one hand, and resumed lacing up the truss on the dummy. It was just then that I had my Experience. Suddenly (and I say this, I believe, with all due self-consciousness), the sun came up and sped toward the bridge of my nose at the rate of ninety-three million miles a second. Blinded and very frightened--I had to put my hand on the glass to keep my balance. The thing lasted for no more than a few seconds. When I got my sight back, the girl had gone from the window, leaving behind her a shimmering field of exquisite, twice-blessed, enamel flowers."

De Daumier-Smith´s Blue Period - J.D. Salinger




viernes, 14 de noviembre de 2014

ideas inútiles

"Cuando los colonizadores veteranos dicen "Hay que comprender el país", lo que quieren decir es: "Tendrá que acostumbrarse a nuestras ideas sobre los indígenas" De hecho dicen: "Aprenda nuestras ideas, o si no, márchese: no le queremos"  Muchos de esos jóvenes se habían educado en vagas ideas sobre la igualdad. Les horrorizaba, las primeras semanas, ver cómo se trataba a los indígenas. Cien veces al día les sublevaba ver con qué desprecio se hablaba de ellos, como si fueran ganado; o los golpes, o las miradas. Les habían preparado para tratarlos como seres humanos. Pero no podían hacer frente a la sociedad a la que se unían. No tardaban mucho en cambiar. Era duro, desde luego, volverse igual de malos. Pero no pensaban en eso durante mucho tiempo como algo "malo" . Y de todos modos, ¿en qué habían consistido esas ideas? Ideas abstractas sobre la decencia y la buena voluntad, eso era todo: ideas meramente abstractas. A la hora de la  verdad, nunca se tenía contacto con los indígenas salvo en la relación amo-sirviente. Nunca se les conocía en sus propias vidas, como seres humanos. Al cabo de pocos meses, aquellos jóvenes decentes y sensibles se habían vuelto rudos, de acuerdo con el duro país, árido y calcinado, a que habían llegado: habían adquirido nuevas maneras a tono con sus curtidos miembros tostados y sus cuerpos endurecidos."

Canta la hierba - Doris Lessing


miércoles, 12 de noviembre de 2014

cuando el tiempo se detiene

"¿Cuánto tiempo había vivido Joachim en realidad con Hans Castorp hasta su partida? ¿Cuánto tiempo había vivido con él en general? ¿Cuándo, ateniéndose al calendario, había tenido lugar aquella primera partida en contra de los deseos del doctor? ¿Cuánto tiempo había estado Joachim ausente? ¿Cuándo había vuelto, y cuánto llevaba Hans Castorp allí hasta que volvió Joachim y luego quedó al margen del tiempo al fallecer? ¿Cuánto tiempo, dejado de lado Joachim, había estado ausente Madame Chauchat? ¿Desde cuándo se encontraba de nuevo allá arriba, pues estaba otra  vez en el sanatorio? Y ¿Cuánto tiempo terrenal había vivido Hans Castorp en el Berghof hasta que ella volvió?

Lo único que hubiese podido hacer Hans Castorp ante todas estas preguntas -suponiendo que se hubiesen formulado, cosa que, por otra parte, nadie hizo, él mismo tampoco, pues debía tener miedo de plantearlas- habría sido darse golpecitos con las yemas de los dedos sobre la frente; no habría sabido qué responder, un fenómeno tan inquietante como aquella incapacidad para decir a Settembrini la edad que tenía, algo que le habría sucedido la noche de su llegada y que ahora se había agravado, pues decididamente ya no tenía noción de su propia edad.
Esto puede parecer extraño, pero está muy lejos de ser sorprendente o increíble, pues, en determinadas condiciones, puede ocurrirle a cualquiera de nosotros. Si tales condiciones se hiciesen realidad, nada podría impedirnos perder toda conciencia del paso del tiempo y, por consiguiente, de nuestra edad.  Este fenómeno es muy posible, dado que no poseemos ningún órgano interior para percibir el tiempo y, por lo tanto, somos incapaces para determinarlo por nosotros mismos desde un punto de vista absoluto, o siquiera medianamente fiable, sin ayuda de referencias exteriores. Por ejemplo, unos mineros que quedaron atrapados bajo tierra, privados de toda posibilidad de observar la sucesión del día y la noche, calcularon, cuando se consiguió salvarlos, que el tiempo que habían pasado en la oscuridad, debatiéndose entre la esperanza y la desesperación, habían sido tres días. En realidad habían permanecido allí enterrados diez días. Uno pensaría más bien que, sumidos en la angustia, el tiempo se les debía haber hecho largo; sin embargo, tenían la sensación de que se había reducido a menos de la tercera parte de su duración objetiva.  Parece, pues, que en circunstancias anormales en las que el hombre se ve impotente, se tiende a percibir el tiempo de forma abreviada que a sobrestimarlo."

La montaña mágica - Thomas Mann



lunes, 10 de noviembre de 2014

aromas vitales

"Penetrar en aquella casa y en sus secretos había sido asombrosamente fácil, como una seducción no planeada. La casa tenía un olor que ella no acababa de identificar, rancio pero también cálido: el que queda bajo los cojines del sofá, junto con las horquillas y las monedas perdidas, un remoto aroma revenido endulzado por tufillos vitales, de quitamanchas y pan de ajo cocido en el horno. Joe se llevaba consigo aquel olor a la casa de Alexandra, un olor fiable, mucho más vivo en los días de invierno: los niños en el colegio, los carboneros con caperuza negra revoloteando junto al comedero, Orchard Road resplandeciente por la nieve del día anterior, los carámbanos empezando a gotear desde los aleros, su propia piel rosada y su carne de gallina por el baño que acababa de tomar, anticipando la visita de Joe. Él aparcaba su camioneta detrás de la casa, entraba por el porche trasero y se quitaba  el grueso chaquetón, gastado por algunas zonas, y lo dejaba caer encima de su alfombra de retales entretejidos, y también tiraba al suelo su vistoso sombrero de ala estrecha; su aroma masculino, entre agrio y dulce, surgía de su mugriento jersey de trabajo de lana verde, así como del cuello de su camisa y de la camiseta de tirantes pasada de moda que exhibía sus espumosas axilas cuando ella, cubierta sólo con su albornoz azul, se lanzaba a abrazarlo."

Las viudas de Eastwick - John Updike




miércoles, 5 de noviembre de 2014

beliefs are beliefs

"All this war, this talk of nationality, to me is false. I feel no nationality, not fundamentally. I feel no passion for my own land, nor my own house, nor my own furniture, nor my own money. Therefore I won´t pretend any. Neither will I take part  in the scrimmage, to help my neighbour. It is his affair to go in or to stay out, as he wishes. If they had compelled me to go in, I should have died. I am sure. One is too raw, one fights too hard already, for the real integrity of one´s being. That last straw of compulsion would have been too much, I think.
Christianity is based on the love of self, the love of property, one degree removed. Why should I care for my neighbour´s property, or my neighbour´s life, if I do not care for my own? If the truth of my spirit is all that matters to me, in the last issue, then on behalf of my neighbour, all I care for is the truth of his spirit. And if his truth is his love of property, I refuse to stand by him, whether he be a poor man robbed of his cottage, his wife and children, or a rich man robbed of his merchandise. I have nothing to do with him, in that wise, and I don´t care whether he keep or lose his throat, on behalf of his property.  Property, and power -which is the same- is not the criterion. The criterion is the truth of my own intrinsic desire, clear of ulterior contamination."

Letters - D.H.Lawrence



lunes, 3 de noviembre de 2014

el costo del conocimiento

"...existe una apreciable minoría que objeta la pornografía o le tiene repulsión no porque la crea sucia, sino porque sabe que puede ser un arma para las personas que sufren aberraciones psíquicas y un medio para envilecer a los moralmente inocentes. Yo también le tengo aversión a la pornografía por estas razones, y me inquietan las consecuencias de su creciente difusión. Pero ¿Qué es lo que está verdaderamente en juego? La preocupación por los usos del conocimiento mismo. En cierto sentido todo conocimiento es peligroso, porque no todas las personas se encuentran en las mismas condiciones como conocedoras reales o potenciales. Quizá la mayoría de las personas no necesitan "una escala de experiencias más vasta" . Puede suceder que sin una preparación psicológica sutil y de gran magnitud, cualquier expansión de la experiencia y la conciencia sea destructiva para la mayoría de los individuos. Entonces deberíamos preguntarnos qué es lo que justifica la confianza temeraria e ilimitada que depositamos en la actual difusión masiva de otros tipos de conocimientos, y qué es lo que justifica la aprobación optimista que dispensamos a la transformación y ampliación de las aptitudes humanas mediante el empleo de máquinas.
El problema no gira en torno a la existencia de la conciencia o del conocimiento, sino en torno a la calidad de la conciencia y del conocimiento. Y esto invita a meditar sobre la calidad o refinamiento del sujeto humano, el más problemático de todos los patrones. No parece errado afirmar que la mayoría de los miembros de esta sociedad que no están activamente locos son, en el mejor de los casos, lunáticos reformados o potenciales. Pero ¿acaso se presume que alguien deberá actuar sobre la base de este dato, o incluso debería convivir auténticamente con él?.   Si tantas personas hacen equilibrios sobre el filo del asesinato, de la deshumanización, de la deformidad sexual y de la desesperación, y si nosotros debiéramos actuar guiándonos por ello, habría que aplicar una censura mucho más drástica que la que imaginaron jamás los indignados enemigos de la pornografía. "

Estilos radicales - Susan Sontag



viernes, 31 de octubre de 2014

deseos cumplidos

"Recordé haber escuchado a Elliot que quería ser enterrado con su traje de máscara, pero lo tomé por un capricho pasajero y no se me ocurrió que lo dijera en serio. Joseph insistió en que sus deseos se cumplieran, y yo no vi razón alguna para impedirlo. Fue embalsamado  y luego fui yo con Joseph a  vestirlo con aquellas absurdas ropas. Resultó macabra la operación. Metimos las larguiruchas piernas en las sedeñas calzas, ajustándole luego los gresgüescos de tisú de oro. No fue sencillo meterle los brazos en las mangas del jubón. Colocamos en su lugar la gran gola almidonada y le echamos por los hombros la capa de seda.  Finalmente le tocamos con la gorra y le rodeamos el cuello con el Toisón. El embalsamador le había pintado mejillas y labios con carmín. El pobre Elliot, harto holgada la vestimenta para su encogido cuerpo, parecía un miembro del coro en una ópera de Verdi. ¡Triste Quijote de deleznable propósito! Cuando dos empleados de la funeraria lo metieron en su ataúd  le coloqué la espada de guardarropía a lo largo de su cuerpo consumido, entre las piernas, con las manos descansando sobre el pomo, como había visto yo en la tumba de cierto cruzado."

Al filo de la navaja - W. S. Maugham



miércoles, 29 de octubre de 2014

un acto de confianza

"Cuando veía que los demás se esforzaban por llegar a Dios no lo entendía. A pesar de que tal vez yo lo poseía menos que ellos, nadie interceptaba el camino entre Él y yo y me era fácil llegar a su corazón. La verdad es que es cosa suya poseernos, nosotros casi sólo hemos de permitir que pueda asirnos. En la escencia sana del alma no se realiza ningún esfuerzo por llegar a Dios, el amor hacia Él es la silenciosa dirección preponderante de nuestra naturaleza. "

Cartas a Benvenuta - Rainer M. Rilke


lunes, 27 de octubre de 2014

error fatal


" Pero antes de que pudiera cortar los cordones ocurrió la tragedia. Fue culpa suya o, mejor dicho, consecuencia de su error. No debió hacer la hoguera bajo las ramas del abeto. Debió hacerla en un claro. Pero le había resultado más sencillo recoger el material de entre las ramas y arrojarlo directamente al fuego. El árbol bajo el que se hallaba estaba cubierto de nieve. El viento no había soplado en varias semanas y las ramas estaban excesivamente cargadas. Cada brizna de hierba, cada rama que cogía, comunicaba al árbol una leve agitación, imperceptible a su entender, pero suficiente para provocar el desastre. En lo más alto del árbol una rama volcó su carga de nieve sobre las ramas inferiores, y el impacto multiplicó el proceso hasta acumularse toda la nieve del árbol sobre las ramas más bajas. La nieve creció como en una avalancha y cayó sin previo aviso sobre el hombre y sobre la hoguera. El fuego se apagó. Donde pocos momentos antes había crepitado, no quedaba más que un desordenado montón de nieve fresca."

Encender una hoguera - Jack London




viernes, 24 de octubre de 2014

the meaning of sitting down

"Entering at last, he walked through the confectioner's shop to the back room, which was a sort of pastry-cook restaurant, merely raising his hat to the young lady who was serving there. She was a dark, elegant, alert girl in black, with a high colour and very quick, dark eyes; and after the ordinary interval she followed him into the inner room to take his order.
     His order was evidently a usual one. "I want, please," he said with precision, "one halfpenny bun and a small cup of black coffee." An instant before the girl could turn away he added, "Also, I want you to marry me."
The young lady of the shop stiffened suddenly and said, "Those are jokes I don't allow."
     The red-haired young man lifted grey eyes of an unexpected gravity.
     "Really and truly," he said, "it's as serious—as serious as the halfpenny bun. It is expensive, like the bun; one pays for it. It is indigestible, like the bun. It hurts."
     The dark young lady had never taken her dark eyes off him, but seemed to be studying him with almost tragic exactitude. At the end of her scrutiny she had something like the shadow of a smile, and she sat down in a chair.
     "Don't you think," observed Angus, absently, "that it's rather cruel to eat these halfpenny buns? They might grow up into penny buns. I shall give up these brutal sports when we are married."
The invisible man - G. K. Chesterton


miércoles, 22 de octubre de 2014

plenitud

"Pero si al menos  supiera, si supieras, Benvenuta, tú que te has acercado a mí, cuando tengo delante una cartita como ésta (qué hermosa es esta última, toda ella respira un único y dilatado espíritu, como si hubiera sido escrita a la luz de la luna!) Cuando vuelva a brillar la luna la leeré junto a la ventana de mi habitación a oscuras), cuando tengo una carta así, Benvenuta, si pudieras ver cómo bajo las escaleras temeroso y con el corazón rebosante, apretando los dientes en el labio inferior como los niños cuando llevan una taza muy llena"

Cartas a Benvenuta - Rainer M. Rilke


lunes, 20 de octubre de 2014

atado por el teas-made

"No volví en mí hasta ya cerca de las tres y media, cuando Mrs. Irlam llamó a mi puerta. Me trajo encima de una bandeja de plata, por lo visto como deferencia especial de bienvenida, un aparato eléctrico cuya naturaleza me era desconocida. Se trataba, según me explicó, de una llamada teas-maid, una combinación de reloj despertador y máquina de hacer el té. El aparato, que era de brillante acero inoxidable y estaba colocado encima de un pedestal de chapa de color marfil, parecía, cuando al preparar el té salía vapor, una central eléctrica en miniatura, y la esfera del reloj fosforecía, como pude observar pronto al caer la tarde, en un suave color verde que me era familiar desde la infancia y por el que durante la noche siempre, inexplicablemente, me sentía protegido. Quizá sea ese el motivo por el que ahora, cuando pienso en la época de mi llegada a Manchester, me da la sensación de que fue el aparato que me trajo Mrs. Irlam, o Gracie -you must call me Gracie  había dicho - , a la habitación, ese aparato tan útil como singular, el que con su luminiscencia nocturna, su discreto borboteo matutino y su mera presencia a lo largo del día me hizo aferrarme en aquel entonces a la vida, cuando yo, encerrado como estaba en un estado para mí incomprensible de desapego, muy fácilmente podría haberme alejado de ella"

Los emigrados - W.G.Sebald






viernes, 17 de octubre de 2014

meanings

"He waited outside the drawing-room door until the waltz should finish, listening to the skirts that swept against it and to the shuffling of feet. He was still discomposed by the girl´s bitter and sudden retort. It had cast a gloom over him which he tried to dispel by arranging his cuffs and the bows of his tie. He then took from his waistcoast pocket a little paper and glanced at the headings he had made for his speech. He was undecided about the lines from Robert Browning, for he feared they would be above the heads of his hearers. Some quotation that they would recognise from Shakespeare or from the Melodies would be better. The indelicate clacking of the men´s heels and the shuffling of their soles reminded him that their grade of culture differed from his. He would only make himself ridiculous by quoting poetry to them which they could not understand. They would think that he was airing his superior education. He would fail with them just as he had failed with the girl in the pantry. He had taken up a wrong tone. His whole speech was a mistake from first to last, an utter failure."

The dead - James Joyce



miércoles, 15 de octubre de 2014

sin lloriquear

"El estado nunca se enfrenta voluntariamente con la conciencia intelectual o moral de un hombre sino con su cuerpo, sus sentidos. No se arma de honradez o de inteligencia sino que recurre a la simple fuerza física.  Yo no he nacido para ser violentado. Seguiré mi propio camino. Veremos quién es el más fuerte. ¿Qué fuerza tiene la multitud? Sólo pueden obligarme aquellos que obedecen a una ley superior a la mía. Me obligan a ser como ellos. Yo no oigo que a los hombres los obligen a vivir de tal o cual manera las masas. ¿Qué vida sería esa? Cuando veo que un gobierno me dice: "La bolsa o la vida", ¿porqué voy a apresurarme a darle mi dinero? Puede que se halle en grandes aprietos y no sepa qué hacer:  yo no puedo hacer nada por él; debe salvarse a sí mismo, como hago yo. No merece la pena lloriquear. Yo no soy el responsable del buen funcionamiento de la máquina de la sociedad. Yo no soy hijo del maquinista. Observo que cuando una bellota y una castaña caen al lado, una no permanece inerte para dejar espacio a la otra, sino que ambas obedecen sus propias leyes y brotan y crecen y florecen lo mejor que pueden, hasta que una acaso ensombrece y destruye a la otra. Si una planta no puede vivir de acuerdo con su naturaleza, muere, y lo mismo le ocurre al hombre"

Desobediencia civil - Henry D. Thoreau



lunes, 13 de octubre de 2014

consciente de la inconsciencia

"-Blanca, usted ya se confesó, ¿verdad?
-Sí Padre
-¿Conmigo?
-Sí Padre -me enardezco-, pero a usted le dije lo mismo que al padre Didier el año pasado, al padre Bonhomme hace dos años, al padre Duchemin, al padre Caselli hace tres meses. Siempre los mismos pecados: distracción, orgullo, indolencia...
El sacerdote hace un gesto de fastidio:
- Sí, si, ya sé. Pero ¿qué me dice usted de sí misma?
Lo miro con desconfianza, primero porque no sé hablar de mí misma y segundo porque no tengo nada interesante que decir. En mi casa, la conversación en la mesa gira en torno a lo que se ha hecho durante el día, enfatizando los encuentros fortuitos: "¡Saben a quién ví en madero!", pero nunca he oído a papá o a mamá definirse: "Yo soy, yo pienso, yo digo" Al contrario, no debe uno ponerse por delante. Así como nadie toma sus medicinas en la mesa, hablar de sí mismo es considerado de mal gusto como lo es hablar de dinero o de experiencias desagradables. Y mucho menos de enfermedades. Nunca he oído a mi padre o a mi madre decir: "Yo soy así" Al contrario, sólo la gente mal nacida hace confidencias. Sin embargo en los ojos del eclesiástico hay tanta solicitud, tanto afecto profundo y verdadero que en ese instante lo daría yo todo por tener algo importante que comunicar; una súbdita vocación religiosa, un terrible problema familiar, una irresistible inclinación al mal. Sus ojos son un abismo presto a incluir todos los precipicios, en particular el mío."

La flor de Lys - Elena Poniatowska



viernes, 10 de octubre de 2014

la indecencia básica de la pregunta

"Preguntar es el procedimiento básico de la relación totalitaria intersubjetiva:  no es necesario referirnos a casos tan ejemplares como el interrogatorio policíaco o la confesión religiosa; basta con recordar el abuso usual que se hace del enemigo en la prensa del socialismo real: cuanto más amenazadora es la pregunta "Quién está en realidad tras... [las demandas de libertad de prensa, de democracia] "Quién mueve en realidad los hilos de los llamados nuevos movimientos sociales? ¿Quién habla en realidad a través de ellos?", que la afirmación vulgar directa y positiva "Aquellos que piden libertad de prensa lo que en realidad quieren es abrir el espacio para la actividad de los poderes contrasocialistas y disminuir así la hegemonía de la clase obrera..."
El poder totalitario no es un dogmatismo que tenga todas las respuestas; es al contrario, la instancia que tiene todas las preguntas.
La indecencia básica de la pregunta consiste en su impulso a poner en palabras lo que habría que dejar sin decir, como en el conocido diálogo: "¿Qué estabas haciendo?" "Tú lo sabes" "Sí, pero quiero que tú me lo digas" Cuál es la instancia en el otro, en su destinatario, a la que la pregunta se dirige? Se dirige a un punto en el que la respuesta no es posible, donde falta la palabra, donde el sujeto queda expuesto en su impotencia. Podemos ilustrar esto mediante el tipo de pregunta inverso, no la pregunta de la autoridad a sus súbditos [subjects], sino la p regunta del sujeto-niño a su padre: lo que trata de lograr este tipo de pregunta siempre es atrapar al otro que encarna la autoridad en su impotencia, en su incapacidad, en su falta.
Bodenhaimer articula esta dimensión a propósito de la pregunta del niño a su padre: "Papá, ¿porqué el cielo es azul? " -el niño en realidad no está interesado en el cielo, la verdadera apuesta de la pregunta es poner en manifiesto la impotencia  del padre, su incapacidad frente al hecho contundente de que el cielo es azul, su incapacidad para justificar este hecho, para exponer toda la cadena de razones que llevan a ello. El azul del cielo se convierte entonces no sólo en el problema del padre, sino en cierta manera en su falla. "El cielo es azul y tú no haces nada más que mirarlo como un idiota, incapaz de hacer nada por ello" Una pregunta, aun cuando sólo se refiera a un determinado estado de cosas, siempre hace al sujeto formalmente responsable de ello, aunque sólo de un modo negativo -responsable, es decir, de su impotencia frente a este hecho."

El sublime objeto de la ideología - Slavoj Zizek


lunes, 6 de octubre de 2014

acerca de los libros

"La biblioteca se abría tres veces por semana por la noche, después de las horas de trabajo, y el jueves durante toda la mañana. Una maestra joven, de físico más bien ingrato, que dedicaba gratuitamente unas horas de su tiempo a la biblioteca, sentada detrás de una mesa bastante ancha de madera sin pintar, se ocupaba del préstamo de los libros. La habitación era cuadrada, las paredes enteramente cubiertas de anaqueles de madera desnuda y de libros encuadernados en tela negra. Había también una mesita con unas sillas para los que querían consultar rápidamente un diccionario, pues la biblioteca era sólo de préstamo, y un fichero alfabético que ni Jacques ni Pierre usaban nunca, pues su método consistía en pasearse delante de los anaqueles, elegir un libro por el título, y menos frecuentemente por su autor, anotar el número e inscribirlo en la ficha azul en la que se lo solicitaba. Para tener derecho al préstamo, bastaba con llevar un recibo de alquiler y pagar un derecho mínimo. La biblioteca contenía sobre todo novelas, pero muchas estaban prohibidas para los menores de quince años y ordenadas aparte. Y el método puramente intuitivo de los dos niños no constituía una verdadera elección entre los libros permitidos. Pero el azar no es lo peor para las cosas de la cultura y, devorando todo mezclado, los dos glotones engullían lo bueno al mismo tiempo que lo malo, sin preocuparse de retener nada, y en efecto, sin retener casi nado salvo una extraña y poderosa emoción que, a través de las semanas, los meses y los años, engendraba y hacía crecer en ellos todo un universo de imágenes y de recuerdos irreductibles a la realidad de todos los días, pero sin duda no menos presentes para estos niños ardorosos que vivían sus sueños con la misma violencia que sus vidas.
Lo que contuvieran los libros, en el fondo poco importaba. Lo que importaba era lo que sentían ante todo al entrar a la biblioteca, donde no veían las paredes de libros negros sino un espacio y unos horizontes múltiples que, no bien pasada la puerta, los arrancaban de la vida estrecha del barrio. Después venía el momento en que, provistos de los dos volúmenes a los que cada uno tenía derecho, los apretaban con el codo contra el costado, se deslizaban en el bulevar oscuro a esa hora, aplastando con los pies las bayas de los grandes plátanos y calculando las delicias que podían extraer de sus libros, comparándolos con los de la semana precedente, hasta que, al llegar a la calle principal empezaban a abrirlos bajo la luz incierta del primer reverbero para sacar alguna frase (por ej."era de un vigor poco común") que los fortaleciera en su alegre y ávida esperanza. Se separaban rápidamente y corrían hasta el comedor para abrir el libro sobre el hule, bajo la luz de la lámpara de petróleo. Un fuerte olor de cola subía de la grosera encuadernación que raspaba los dedos.
La forma en que el libro estaba impreso informaba ya al lector del placer que le proporcionaría A P. y a J. no les gustaba la composición ancha, con grandes márgenes, en que se complacen los autores y los lectores refinados, sino las páginas llenas de caracteres pequeños, alineados en renglones poco separados, llenas hasta el borde de palabras y de frases, como esos enormes platos rústicos donde pueden comer varios a la vez y durante largo rato sin agotarlos jamás, y que son los únicos capaces de calmar ciertos apetitos enormes. De nada les serviría el refinamiento, no conocían nada y querían saberlo todo. Poco importaba que el libro estuviera mal escrito y groseramente compuesto, con tal de que la escritura fuera clara y llena de vida violenta; esos libros y sólo ésos les daban el alimento de sueños que les permitirían dormir después profundamente.
Cada libro, además tenía un olor particular según el papel en que estaba impreso, olor fini, secreto en cada caso, pero tan singular que J. hubiera podido distinguir a ediciones corrientes que publicaba entonces Fasquelle. Y cada uno de esos olores, aun antes de que empezara la lectura arrebataba a Jacques a otro universo lleno de promesas ya [cumplidas] que empezaba a oscurecer la habitación donde se encontraba, a suprimir el barrio mismo y sus ruidos, la ciudad y el mundo entero, que desaparecían totalmente no bien empezaba la lectura con una avidez loca, exaltada, que terminaba por sumergirlo en una embriaguez total de la que no conseguían sacarlo ni siquiera las órdenes repetidas"

El primer hombre .- Albert Camus


viernes, 3 de octubre de 2014

los límites de la cercanía

"Mi padre tenía sobre mí una rara influencia. ¡Qué extraña era nuestra intimidad! De mi educación no se cuidaba casi en absoluto y hablaba apenas conmigo; pero no me reñía ni me molestaba nunca, respetaba mi libertad, y era, si he de emplear la frase, diferente conmigo...; sólo que nunca trataba de atraerme hacia él.
Yo le quería y no me cansaba de mirarle. Me parecía un modelo de hombre, ¡y sabe Dios con qué entusiasmo me hubiese acogido a él, de no haber sentido constantemente su mano que me alejaba!
Por el contrario, queriendo, con una palabra, con un solo movimiento hubiera podido despertar en mi una confianza ilimitada.
Le abrí mi alma y charlé con él, como un amigo indulgente, con un educador condescendiente.        Entonces él me dejó; su mano me rechazaba, aunque amistosamente, con dulzura...
A veces se hallaba en tan alegre disposición de ánimo, que se dejaba abordar, decidido como un chiquillo a alborotar conmigo -tenía predilección por todos los ejercicios corporales-. Una vez, pero una sola y única vez, me acarició con tanta ternura que casi rompí a llorar.
Pero su buen humor, como su ternura, desaparecían sin dejar rastro, y cuanto había ocurrido entre nosotros no me daba esperanza alguna para el futuro:  era como si hubiese visto todo aquello en un sueño. Sí; observando su rostro, vivo e inteligente, mi corazón temblaba, mientras todo mi ser aspiraba a él; sucedía a veces como si él percibiese cuanto ocurría en mí, y entonces, al pasar, se cuidaba de acariciarme las mejillas y después se alejaba; ocurría también que se dedicaba a hacer cualquier cosa, o se ponía rígido, de pronto, como sólo él sabía hacerlo, y entonces, a mi vez, me encerraba en mí mismo, quedándome enteramente frío.
Los escasos accesos de su afecto hacia mí no respondían nunca a mis sordas y reiteradas insistencias, porque tenían siempre lugar de una manera inesperada.
Cuando, más adelante, he reflexionado sobre el carácter de mi padre, he llegado a la conclusión de que la vida familiar no le interesaba nada; indudablemente él amaba otra cosa, y en ello encontraba su satisfacción.
- Toma lo que puedas, pero no te confíes en los demás; hay que ser siempre dueño de sí, en esto consiste el arte de la vida- me dijo un día.
Otro día, en mi condición de joven democrático, comencé a hablar en su presencia de la libertad, (Estaba en uno de esos momentos suyos que yo llamaba buenos; entonces se le podía hablar de todo)
-Libertad -replicó- ¿Tú sabes lo que puede dar al hombre la libertad?
-¿Qué?
- La voluntad, la propia voluntad! La voluntad le dará fuerza, que es más que la libertad. Aprende a querer y serás libre y mandarás.
Mi padre, sobre todas las cosas, anhelaba vivir y vivía...Tal vez presentía que no le sería concedido gozar por mucho tiempo de su arte de vivir: murió a la edad de cuarenta y dos años."

Mi primer amor - Iván S. Turguéniev



lunes, 29 de septiembre de 2014

unconscious revenge

At that moment the boss noticed that a fly had fallen into his broad inkpot, and was trying feebly but desperately to clamber out again. Help! Help! said those struggling legs. But the sides of the inkpot were wet and slippery; it fell back again and began to swim. The boss took up a pen, picked the fly out of the ink, and shook it on to a piece of blotting-paper. For a fraction of a second it lay still on the dark patch that oozed round it. Then the front legs waved, took hold, and, pulling its small, sodden body up, it began the immense task of cleaning the ink from its wings. Over and under, over and under, went a leg along a wing as the stone goes over and under the scythe. Then there was a pause, while the fly, seeming to stand on the tips of its toes, tried to expand first one wing and then the other. It succeeded at last, and, sitting down, it began, like a minute cat, to clean its face. Now one could Imagine that the little front legs rubbed against each other lightly, joyfully. The horrible danger was over; it had escaped; it was ready for life again.

But just then the boss had an idea. He plunged his pen back into the ink, leaned his thick wrist on the blotting-paper, and as the fly tried its wings down came a great heavy blot. What would it make of that! What indeed! The little beggar seemed absolutely cowed, stunned, and afraid to move because of what would happen next. But then, as if painfully, it dragged itself forward. The front legs waved, caught hold, and, more slowly this time, the task began from the beginning.

He's a plucky little devil, thought the boss, and he felt a real admiration for the fly's courage. That was the way to tackle things; that was the right spirit. Never say die; it was only a question of... But the fly had again finished its laborious task, and the boss had just time to refill his pen, to shake fair and square on the new-cleaned body yet another dark drop. What about it this time? A painful moment of suspense followed. But behold, the front legs were again waving; the boss felt a rush of relief. He leaned over the fly and said to it tenderly, "You artful little b..." And he actually had the brilliant notion of breathing on it to help the drying process. All the same, there was something timid and weak about its efforts now, and the boss decided that this time should be the last, as he dipped the pen deep into the inkpot.

It was. The last blot fell on the soaked blotting-paper, and the draggled fly lay in it and did not stir. The back legs were stuck to the body; the front legs were not to be seen. 

'Come on,' said the boss.'Look sharp!' And he stirred it with his pen in vain. Nothing happened or was likely to happen. The fly was dead.

The fly - Katherine Mansfield