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miércoles, 15 de octubre de 2014

sin lloriquear

"El estado nunca se enfrenta voluntariamente con la conciencia intelectual o moral de un hombre sino con su cuerpo, sus sentidos. No se arma de honradez o de inteligencia sino que recurre a la simple fuerza física.  Yo no he nacido para ser violentado. Seguiré mi propio camino. Veremos quién es el más fuerte. ¿Qué fuerza tiene la multitud? Sólo pueden obligarme aquellos que obedecen a una ley superior a la mía. Me obligan a ser como ellos. Yo no oigo que a los hombres los obligen a vivir de tal o cual manera las masas. ¿Qué vida sería esa? Cuando veo que un gobierno me dice: "La bolsa o la vida", ¿porqué voy a apresurarme a darle mi dinero? Puede que se halle en grandes aprietos y no sepa qué hacer:  yo no puedo hacer nada por él; debe salvarse a sí mismo, como hago yo. No merece la pena lloriquear. Yo no soy el responsable del buen funcionamiento de la máquina de la sociedad. Yo no soy hijo del maquinista. Observo que cuando una bellota y una castaña caen al lado, una no permanece inerte para dejar espacio a la otra, sino que ambas obedecen sus propias leyes y brotan y crecen y florecen lo mejor que pueden, hasta que una acaso ensombrece y destruye a la otra. Si una planta no puede vivir de acuerdo con su naturaleza, muere, y lo mismo le ocurre al hombre"

Desobediencia civil - Henry D. Thoreau



viernes, 29 de agosto de 2014

no son todos los que están

"La noche en la prisión fue una novedad interesante. Cuando entré, los presos en mangas de camisa disfrutaban charlando y tomando el  fresco de la tarde en la puerta. Pero el carcelero dijo "Vamos, muchachos, es hora de cerrar!", y todos se dispersaron y oí el sonido de sus pasos volviendo a los oscuros aposentos. El carcelero me presentó mi compañero de celda como un "individuo inteligente y de buen natural" Cuando cerraron la puerta, me enseñó dónde podía colgar el sombrero y cómo se las arreglaba uno allí dentro. Blanqueaban las celdas  una vez al mes y ésta, si no las demás, era la habitación más  limpia de toda la ciudad. Mi compañero se interesó inmediatamente por mí; quería saber de dónde era y qué me había traído aquí, y cuando se lo dije le pregunté a su vez cómo había venido él, dando por supuesto que se trataba de un hombre honrado, y tal como está el mundo, creo que lo era "Pues -dijo- me acusan de incendiar un granero, pero no lo hice".  Según pude averiguar, probablemente había ido a dormir la borrachera a un granero y al fumar allí su pipa, el granero se incendió. Tenia fama de hombre listo, llevaba tres meses esperando el juicio y tendría que esperar otro tanto aún; pero se había adaptado y aceptaba su situación puesto que le mantenían gratis y lo trataban bien."

Desobediencia civil - Henry D. Thoreau