viernes, 27 de diciembre de 2013

lo que hace la diferencia...

"Mujeres menos descaradas dan, sin embargo, un nombre cariñoso al sexo del niño, le hablan de él como de una personita que fuese a la vez él mismo y otro distinto; según la frase citada, hacen de él, "un alter ego por lo general más astuto, más inteligente y más hábil que el individuo en cuestión".
Anatómicamente, el pene es perfectamente apto para desempeñar ese papel: destacado del cuerpo, se presenta como un juguetito natural, una especie de muñeco. De modo que se valorizará al niño al valorizar a su doble. Un padre me contaba que uno de sus hijos, a la edad de tres años, todavía orinaba sentado, rodeado de sus hermanas y primas, era un niño tímido y triste; un día su padre lo llevó consigo al cuarto de aseo y le dijo:  "Voy a enseñarte cómo lo hacen los hombres". A partir de entonces, el niño, orgulloso por orinar de pie, despreció a las niñas, "que orinaban por un agujero", su desdén provenía originariamente, no del hecho de que a ellas les faltase un órgano, sino porque no habían sido distinguidas e iniciadas por su padre."

El segundo sexo - Simone de Beauvoir




domingo, 22 de diciembre de 2013

emociones que sorprenden

"La Navidad más bella que había visto nunca, compuesta integramente de emociones desinteresadas y desprovista de todo ribete de oropel. Yo estaba solo bajo un enorme cielo estrellado, y recuerdo que una lágrima rodaba por mi mejilla helada, no era una lágrima de dolor ni de alegría, sino de la emoción creada por una vivencia intensa..."

The German soldier in World War II - Stephen G. Fritz



martes, 17 de diciembre de 2013

identidades difusas

"El cacique se deshizo de su nieto abandonándolo en la casa de un peón en otro de los fundos de su propiedad que debieron atravesar en su viaje a la capital. El bastardo creció como huacho sin nombre ni origen, criado por cualquiera, moquillento y desnutrido, confundido con los chiquillos moquillentos y desnutridos de la peonada. Seguramente, al hacerse hombre, él también tuvo hijos moquillentos y desnutridos, que esparcieron la sangre de los Azcoitía por toda la región, mezclándola con la de los campesinos del sur del Maule.  Cuando un caballero procrea bastardos en las mujeres de sus tierras, los hijos conservan con cierto orgullo la marca del bastardo hijo del patrón, y es como si este solapado orgullo acentuara en el bastardo las facciones del padre que todos, menos su padre y su madre oficial, señalan como suyo. Pero cuando una mujer es la que da a luz un bastardo, el hijo pierde inmediatamente todo vestigio de identidad, se borran todas las huellas de su origen exaltado: en este caso, no es sólo la barra negra que cruza los blasones sin borrar las armas, es la mancha que las oscurece y las estompa para que nadie vaya a reconocerlas, porque aquí no hay hijo, aquí no ha pasado nada..."

El obsceno pájaro de la noche - José Donoso




domingo, 15 de diciembre de 2013

cuando se levanta el vuelo

"Destapé el bote, saqué la luciérnaga y la deposité en el reborde que sobresalía unos tres centímetros del depósito. La luciérnaga no acababa de comprender dónde se encontraba en aquel momento. Dio una vuelta, tambaleándose, alrededor del perno y se subió  a unos desconchones de pintura que parecían costras. De momento, avanzó hacia la derecha, se dio cuenta de que aquello era un callejón sin salida y viró de nuevo hacia la izquierda. Después se encaramó muy despacio a la cabeza del perno y se acurrucó allí. Permaneció inmóvil, como si hubiese exhalado su último suspiro.
Yo la observaba apoyado en la barandilla. Durante mucho rato, ni la luciérnaga ni yo hicimos el menor movimiento. El viento fluía entre nosotros como si fuera un río. Las incontables hojas del olmo susurraban en la oscuridad.
Esperé una eternidad.
Fue mucho después que la luciérnaga levantó el vuelo. Desplegó sus alas como si se le hubiese ocurrido de repente y, un instante más tarde, ya estaba cruzando la barandilla y se sumergía en la envolvente oscuridad. Describió, ágil, un arco en torno al depósito, tal vez intentando recuperar el tiempo perdido y, tras permanecer unos instantes inmóvil observando cómo la línea de luz se extendía en el viento voló hacia el este.
Aún después que la luciérnaga hubiera desaparecido, el rastro de luz permaneció largo tiempo en mi interior. Aquella pequeña llama, semejante a un alma que hubiese perdido su destino, siguió errando eternamente en la densa oscuridad de mis ojos cerrados. Alargué la mano repetidas veces hacia esa oscuridad. Pero no pude tocarla. Aquella tenue luz quedaba siempre más allá de las yemas de mis dedos."

La luciérnaga - Haruki Murakami




jueves, 12 de diciembre de 2013

the whims of style

"I would like to note here only items of a few lines. And things as badly written as possible so as to stay away from literature. As I sometimes write my friends; the style of my letters is in inverse proportion to my friendship. With strangers, I am careful. With acquaintances, a little less so. With those whom I really love, not at all. Watching one´s language, whatever one may say, distorts thought. I prefer the approximate word, the ordinary, the first at hand to the precise word which has slowed down thought for even a few seconds and by that fact has robbed it of spontaneity. I have some of the same feelings about my novels. That´s why it is so laborious for me to correct them. One of the reasons. The principal reason being that once written they are alien to me."

When I was old - Georges Simenon




martes, 10 de diciembre de 2013

desequilibrio balanceado

"Acabo de hablar de división del trabajo -prosiguió él- Y, como en toda división del trabajo propiamente dicha, nosotros dos también desempeñamos una función. No nos limitamos sólo a recibir. La relación no es unidireccional, claro está. ¿Cómo se lo explicaría? Nosotros dos, no haciendo nada, compensamos su exceso. Así se mantiene el equilibrio. Corregimos todo lo que se deriva de su superabundancia. Ésta es nuestra razón de existir. ¿Entiende lo que le quiero decir?
Le respondí que me daba la impresión de que sí, pero que no estaba seguro. Él se rió en voz baja.
- La familia es algo extraño- dijo él-. La familia se tiene, como premisa, a sí misma. De no ser así, no funciona como sistema. En este sentido, mis piernas inmovilizadas son un emblema para mi familia. La mayoría de las cosas giran en torno a mis piernas muertas.
Sus dedos continuaban tamborileando sobre la mesa. Pero no se advertía impaciencia alguna en sus gestos. Mientras movía los dedos iba pensando en silencio, a su propia ritmo.
-Una de las características principales de este sistema es que las carencias tienden a ser cada vez mayores, pero también tiende a serlo la superabundancia. Claude Debussy, cuando le costaba mucho avanzar en la composición de una ópera, solía decir: "Dedico todo mi tiempo a perseguir la nada (le rien) que ella crea" . Pues mi trabajo consiste en crear ese rien."

El cuchillo de caza - Haruki Kurakami


viernes, 6 de diciembre de 2013

el molde y su sombra

"— A los cinco años, como los demás niños, tuve que examinarme para entrar en una de las mejores escuelas primarias. Si hubiera aprobado, habría podido, un día, ir a una de las mejores universidades. A los cinco años, ya lo sabía. Pero no lo conseguí."


Me di cuenta de que estaba temblando.
— Mis padres no dijeron nada. Estaban decepcionados. A los cinco años, mi padre sí lo había conseguido. Esperé a que llegara la noche y lloré.


Rompió a llorar. Abracé su cuerpo, muy tenso a causa del sufrimiento. Me habían hablado de esos horribles procesos de selección japoneses, impuestos mil veces demasiado pronto a unos niños conscientes de la importancia del reto.
— A los cinco años supe que no era lo bastante inteligente.
— Es falso. A los cinco años supiste que no habías sido seleccionado.
— Sentí que mi padre pensaba: «No pasa nada. Es mi hijo, ya ocupará mi lugar.» Mi vergüenza empezó entonces y todavía dura.


Lo abracé contra mí, murmurando palabras de consuelo, asegurándole que era inteligente. Lloró durante mucho rato y luego se quedó dormido. Fui a contemplar la noche sobre una ciudad en la que, cada año, la mayoría de los niños de cinco años se enteraban de que habían fracasado en la vida. Me pareció escuchar conciertos de lágrimas contenidas.

Rinri salía adelante siendo el hijo de su padre: era un modo de compensar un sufrimiento por una verdadera vergüenza. Pero los demás, los que fracasaban en las pruebas, sabían desde su más tierna infancia que, en el mejor de los casos, se convertirían en carne de cañón. Y luego se sorprenden de que tantos adolescentes japoneses se suiciden."

Ni de Eva ni de Adán -  Amélie Nothomb