miércoles, 31 de diciembre de 2014

imágenes desbocadas

"Una noche de mayo, la misma voz había dicho: "La otra mañana iba camino de mis clases sobre adornos florales. Llovía sin cesar desde días atrás, de modo que abrí mi paraguas. Bajaba por las escaleras de piedra, cuando una golondrina surgió súbitamente y casi vino a refugiarse bajo mi paraguas. Me dio tal susto que por poco me voy al suelo." Pero cuando el general respondió que había tenido suerte de no rodar escaleras abajo, Makiko dijo que no había querido referirse a eso, sino al peligro corrido por la golondrina, que bien pudo quebrarse las alas contra los nervios metálicos del paraguas. Isao, al oírla, había imaginado aquel momento crítico y sus cautivantes caracteres. El rostro de una mujer cruzó con luz rápida por sus ojos; un rostro pálido, al que el papel impermeable de que estaba hecho el paraguas le prestaba un tinte verdoso. Sus mejillas estaban húmedas por la fina lluvia que todo lo penetraba y toda su expresión mostraba un tenso interés. Allí estaba la quintaesencia de la mujer asomada a la propia femineidad. Y la golondrina, segura gracias al interés de la mujer, ríe de su piedad y arriesga hasta lo último, mientras coquetea con la muerte. Queriendo herir aunque ella misma resulte herida, la golondrina obedece a un impulso rebelde y actúa como la hoja de una espada que intentara deshacer los arco iris de mayo. Su ojo está fijo en el momento supremo. Y sin embargo, ese momento no llega. La ansiedad se desvanece en poesía: la hermosa mujer se encamina a sus clases de adorno floral; la golondrina emerge;  se separan, y cada una sigue sus bifurcados caminos."

Caballos desbocados - Yukio Mishima


lunes, 29 de diciembre de 2014

sobre el acto de vivir

La vida es un viaje experimental, hecho involuntariamente. Es un viaje del espíritu a
través de la materia y, como es el espíritu quien viaja, es en él donde se vive. Hay, por eso,
almas contemplativas que han vivido más intensa, más extensa, más tumultuosamente que
otras que han vivido externas. El resultado lo es todo. Lo que se ha sentido ha sido lo que se
ha vivido. Uno se recoge de un sueño como de un trabajo visible. Nunca se ha vivido tanto
como cuando se ha pensado mucho.
Quien está en el rincón de la sala baila con todos los bailarines. Lo ve todo y, porque lo
ve todo, lo vive todo. Como todo, en súmula y ultimidad, es una sensación nuestra, tanto
vale el contacto con un cuerpo como su visión o, incluso, su simple recuerdo. Bailo, pues,
cuando veo bailar. Digo, como el poeta inglés, al narrar que contemplaba, tumbado en la
hierba, a tres segadores: «Un cuarto está segando, y ése soy yo».

Pessoa inédito  - Fernando Pessoa


viernes, 26 de diciembre de 2014

ideas fijas

"Entré una tarde en una camisería conocida con el fin de comprar una corbata. El empleado, que no estaba atendiendo a nadie, y que me conocía desde hacía mucho tiempo, me saludó jovialmente.     "Buenas tardes, señor doctor".     "No soy doctor, le dije, y era verdad. ¿Por qué me considera doctor?"     "Ah, yo realmente pensaba...", respondió él tranquilamente. 
Pedí corbatas, escogí la que más me gustaba, pagué. En ese momento, el otro empleado, que también me conocía de antiguo, se acercó a su colega.     "Buenas tardes", les dije a ambos. Los dos empleados se inclinaron amables y sincrónicos y, como uno solo, respondieron:     "Buenas tardes, señor doctor, y muchas gracias".  

Yo, el doctor - Fernando Pessoa




miércoles, 24 de diciembre de 2014

the whole and its parts

"This apartment is in all its glory at seven o’clock in the morning, when Mme. Vauquer’s cat appears, announcing the near approach of his mistress, and jumps upon the sideboards to sniff at the milk in the bowls, each protected by a plate, while he purrs his morning greeting to the world. A moment later the widow shows her face; she is tricked out in a net cap attached to a false front set on awry, and shuffles into the room in her slipshod fashion. She is an oldish woman, with a bloated countenance, and a nose like a parrot’s beak set in the middle of it; her fat little hands (she is as sleek as a church rat) and her shapeless, slouching figure are in keeping with the room that reeks of misfortune, where hope is reduced to speculate for the meanest stakes. Mme. Vauquer alone can breathe that tainted air without being disheartened by it. Her face is as fresh as a frosty morning in autumn; there are wrinkles about the eyes that vary in their expression from the set smile of a ballet-dancer to the dark, suspicious scowl of a discounter of bills; in short, she is at once the embodiment and interpretation of her lodging-house, as surely as her lodging-house implies the existence of its mistress. You can no more imagine the one without the other, than you can think of a jail without a turnkey. The unwholesome corpulence of the little woman is produced by the life she leads, just as typhus fever is bred in the tainted air of a hospital. The very knitted woolen petticoat that she wears beneath a skirt made of an old gown, with the wadding protruding through the rents in the material, is a sort of epitome of the sitting-room, the dining-room, and the little garden; it discovers the cook, it foreshadows the lodgers — the picture of the house is completed by the portrait of its mistress."

Father Goriot - Honoré de Balzac






lunes, 22 de diciembre de 2014

lo general encerrado en el detalle

"Como todos saben, los pueblos primitivos temen que la cámara los despoje de una parte de su identidad. En las memorias que publicó en 1900 al cabo de su larga vida, Nadar refiere que Balzac también sufría de un "vago temor" de que lo fotografiaran. Su explicación, de acuerdo con Nadar, era que

todo cuerpo en estado natural  estaba conformado por una sucesión de imágenes espectrales superpuestas en capas infinitas, envueltas en películas infinitesimales  [...] Como el hombre nunca ha sido capaz de crear, es decir, hacer algo material a partir de una aparición, de algo impalpable, o de fabricar un objeto a partir de la nada, cada operación daguerriana iba por lo tanto a apresar, separar o consumir una de las capas del cuerpo en la que se enfocaba.

Parece oportuno que Balzac hubiera sufrido esa turbación particular. "El temor de Balzac ante el daguerrotipo era real o fingido? - pregunta Nadar-  Era real..."; pues el procedimiento fotográfico es una materialización, por así decirlo, de lo que resulta más original en su procedimiento novelístico. La operación balzaquiana consistía en magnificar detalles diminutos, como en una ampliación fotográfica, yuxtaponer rasgos o detalles incongruentes, como en una exposición fotográfica: al adquirir expresividad de este modo, toda cosa puede ser relacionada con cualquier cosa. Para Balzac, el espíritu de todo un medio social podía revelarse mediante un único detalle material, por baladí o arbitrario que pareciera. Toda una vida puede ser sintetizada en una aparición momentánea.  Y un cambio en la apariencia es un cambio en la persona, pues él se rehusaba a postular una persona "real" velada por estas apariencias. La antojadiza teoría de Balzac expresó Nadar, según la cual un cuerpo se compone de una serie infinita de "imágenes espectrales", es perturbadora por análoga a la teoría presuntamente realista expresada en sus novelas, en las que una persona es una acumulación de apariencias a las que se les puede extraer, mediante el enfoque apropiado, capas infinitas de significación. Visualizar la realidad como una sucesión infinita de situaciones que se reflejan mutuamente, extraer analogías de las cosas más disímiles, es anticipar la manera característica de percepción estimulada por las imágenes fotográficas. La realidad misma empieza a ser comprendida como una suerte de escritura que hay que decodificar, incluso cuando las imágenes fotográficas fueron al principio comparadas con la escritura. "

Sobre la fotografía - Susan Sontag


viernes, 19 de diciembre de 2014

la vanidad

"Escocia era un paraíso particular del que pocos iniciados podían hablar, haciendo que los demás se sintieran insignificantes.
-¿Vas a Escocia estas vacas?
-¡Pues claro! Vamos todos los años.
- Mi padre tiene cinco kilómetros de río.
-El mío me va a regalar una escopeta nueva. Hay caza en abundancia en el sitio que vamos. ¡Largo de ahí Smith! ¿Qué estás escuchando? ¡Si tú nunca has puesto un pie en Escocia! Me juego lo que quieras a que no sabes cómo es un urogallo...
A lo cual seguía la imitación del canto del urogallo, del ciervo en la berrea, del acento de los lugartenientes y de los jefes de los clanes, etcétera.
Y a veces se llevaba a efecto el interrogatorio de los chicos nuevos de dudoso origen social, interrogatorios sorprendentes por su mezquindad, si se piensa que los inquisidores eran chicos de doce o trece años.
-¿Cuánto gana tu padre al año? ¿En qué parte de Londres vives? ¿Eso es Knightsbridge o ya es Kensington? ¿Cuántos cuartos de baño hay en tu casa? ¿Cuántos criados tienen tus padres? ¿Tienes mayordomo? Bueno, ¿y cocinera? ¿Dónde te mandan a hacer la ropa? ¿A cuántos espectáculos vas en las vacaciones? ¿Cuánto dinero te has traído para el trimestre? Y así hasta la saciedad.
He llegado a ver a uno de los pequeños, recién llegado al colegio, con apenas ocho años, mintiendo a la desesperada para salir bien de semejante catequesis:
-¿Tus padres tienen coche?
-Sí
-¿Qué marca?
- Un Daimler
-¿De cuántos caballos?
-(Pausa, y salto al vacío)
-Quince
-¿Qué clase de faros lleva?
El chiquillo está desconcertado
-¿Qué clase de luces? ¿Eléctricas o de acetileno?
(Pausa más larga, nuevo salto al vacío)
-De acetileno
-¡Venga ya! Dice que el coche de su padre lleva faros de acetileno, Dejaron de fabricarse hace años. Tiene que ser viejísimo.
-¡Y una mierda! Se lo está inventando todo. No tiene coche. No es más que un jornalero, y su padre también.
Y así sucesivamente."

El león y el unicornio y otros ensayos - George Orwell



lunes, 15 de diciembre de 2014

culpables de no saber

"Desde muy temprano supe que uno podía hacer cosas malas en contra de su voluntad, y no tardé mucho en descubrir que se pueden hacer cosas malas sin llegar a saber nunca qué era lo malo o por qué lo era. Había pecados tan sutiles que no tenían explicación posible, y había otros que eran demasiado terribles y que no podían ni siquiera mencionarse. Por ejemplo, el sexo, que siempre barboteaba bajo la superficie de las cosas, y que de pronto  fue pasto de una gran llamarada cuando yo tenía unos doce años.
El algunos colegios preparatorios, la homosexualidad no es un problema, pero creo que en St Cyprian había pasado a considerarse de "mal tono" debido a la presencia de chicos sudamericanos, que tal vez maduraban uno o dos años antes que cualquier muchacho inglés. A aquella edad, a mí eso no me interesaba, de modo que desconocía en realidad qué estaba sucediendo, aunque supongo que no pasaban de ser masturbaciones en grupo. En cualquier caso,  un buen día se desató una tempestad sobre nuestras cabezas. Hubo citaciones, interrogaciones, confesiones, azotainas, arrepentimientos, solemnes sermones de los que no entendíamos nada, salvo que algún pecado sin redención posible, calificado de "porquería" o "bestialidad", se había cometido entre nosotros. Uno de los cabecillas, un muchacho llamado Horne, fue azotado, según testigos presenciales, durante nada menos que un cuarto de hora, antes de ser expulsado del colegio. Sus alaridos se oyeron por todo el edificio. Pero es que estábamos todos implicados, o nos considerábamos implicados de un modo u otro. La culpabilidad parecía suspensa en el aire como un velo, como el humo. Un imbécil de solemnidad, un profesor ayudante que con el tiempo iba a ser parlamentario, se llevó a los alumnos de más edad a una sala cerrada y les endilgó una charla sobre el Templo del Cuerpo.
-No os dáis cuenta de que vuestro cuerpo es algo maravilloso? -dijo con gravedad- Habláis de vuestros coches, de vuestros  fenomenales Rolls Royce, Daimler etc. ¿No comprendéis que ningún motor podrá compararse jamás con la excelsitud de vuestro cuerpo? ¡ Y váis y lo echáis a perder, lo destrozáis, ...de por vida!
Clavó en mí sus ojos cavernosos y exclamó con tristeza.
- Y precisamente tú, a quién siempre había considerado como una persona decente, aunque a tu manera, tú, tengo entendido, eres uno de los peores.
Sentí que caía sobre mí la condenación. Así pues, también yo era culpable. También yo había cometido el hecho indecible, fuera lo que fuese, que nos destrozaba de por vida en cuerpo y alma, que había de terminar en el suicidio o en el manicomio. Hasta este momento había yo mantenido la esperanza de ser inocente, pero la convicción del pecado que en ese momento se apoderó de mí fue tanto más intensa por no tener ni la más remota idea de qué era lo que había hecho. No me encontraba yo entre los que habían sido interrogados y azotados, y hasta que terminó toda la trifulca nunca llegué a saber cuál era el trivial accidente que había relacionado mi nombre con lo acontecido. Ni siquiera entonces entendí nada. Hasta unos dos años más tarde no acerté a comprender del todo a qué hizo referencia aquella charla sobre el Templo del Cuerpo."
En aquel entonces yo atravesaba una fase casi totalmente asexual, cosa que es normal, o al menos corriente, en los chicos de mi edad. Me encontraba por tanto en situación de saber y de no saber eso que antes se llamaba las realidades de la vida."

El león y el unicornio y otros ensayos - George Orwell



viernes, 12 de diciembre de 2014

the lamb toy


 "One time, investigating in the backyard of our house in Temuco the tiny objects and minuscule beings of my world, I came upon a hole in one of the boards of the fence. I looked through the hole and saw a landscape like that behind our house, uncared for, and wild. I moved back a few steps, because I sensed vaguely that something was about to happen. All of a sudden a hand appeared — a tiny hand of a boy about my own age. By the time I came close again, the hand was gone, and in its place there was a marvelous white sheep.

The sheep’s wool was faded. Its wheels had escaped. All of this only made it more authentic. I had never seen such a wonderful sheep. I looked back through the hole, but the boy had disappeared. I went into the house and brought out a treasure of my own: a pinecone, opened, full of odor and resin, which I adored. I set it down in the same spot and went off with the sheep."

Childhood and poetry - Pablo Neruda


jueves, 11 de diciembre de 2014

la amnesia del despertar

"Nos despertamos en medio de la oscuridad sin saber nada de lo que sabíamos. ¿Dónde estamos, qué ocurre?  Por un momento, no recordamos nada. Ignoramos si somos niños o adultos, hombres o mujeres, culpables o inocentes. ¿Estas tinieblas son las de una noche o las de un calabozo?
Con más agudeza aún, ya que se trata del único equipaje que tenemos, sabemos lo siguiente:  estamos vivos. Nunca lo estuvimos tanto:  sólo estamos vivos. ¿En qué consiste la vida en esa fracción de segundo durante esa fracción de segundo que tenemos el raro  privilegio de carecer de identidad ?
En esto: tener miedo.
No obstante, no existe mayor libertad que esta breve amnesia del despertar. Somos el bebé que conoce el lenguaje. Con una palabra podemos expresar este innombrable descubrimiento del propio nacimiento:  Nos sentimos propulsados hacia el terror de lo vivo."

Diario de golondrina - Amélie Nothomb




martes, 9 de diciembre de 2014

descubriendo caracteres

"Sobre un solo ser humano, tal y como realmente es, podría escribirse un libro entero, pero tampoco así se lo agotaría, y nunca se habría dicho todo sobre él. Si se rastrea, en cambio, la forma como uno piensa en una persona, cómo la evoca y la conserva en su memoria, se obtendrá una imagen mucho más simple: son unos pocos atributos los que llaman la atención de ella y la distinguen particularmente de otras. Uno exagera esos atributos a expensas de los restantes, y en cuanto los hemos llamado por su nombre, pasan a desempeñar un papel decisivo en el recuerdo que de esa persona guardamos. Constituyen aquello que más profundamente se nos ha grabado, son el carácter.
Así, cada cual lleva dentro de sí un sinnúmero de caracteres, estos conforman el tesoro de sus experiencias y determinan la imagen que él mismo se hace de la humanidad. No existen demasiados tipos humanos de esos, son transmitidos y se heredan de una generación a otra. Con el tiempo van perdiendo su agudeza y se convierten en lugares comunes. Un avaro, se dice, un necio, un loco, un envidioso.  Creo que sería provechoso inventar caracteres nuevos que aún no se hayan desgastado y vuelvan  a despertar nuestro interés por ellos. La tendencia a ver a los seres humanos en su diversidad es elemental y debe ser alimentada.  No debe dejarse desanimar por el hecho de que un ser humano completo esté integrado por mucho más de que pueda caber en un carácter semejante. Deseamos que los hombres sean de muy diversa índole, no querríamos que fuesen iguales aunque lo fueran. Puede que veamos a más de uno de esos caracteres como esbozos de personajes novelescos, otros son pretextos para autocontemplarse. A la primera ojeada uno encuentra conocidos, pero a la segunda se encuentra a sí mismo. Quizás esto irrite a quien solo puede verse revestido de solemnidad. Aunque por suerte hay muchos para quienes la verdad se halla por encima de la autocomplacencia. No es una verdad simple, pues acabaremos reconociéndonos en varios de esos  caracteres."

El testigo oídor - Elías Canetti



viernes, 5 de diciembre de 2014

the neglected bridge

On Friday noon, July the twentieth, 1714, the finest bridge in all Peru broke and precipitated five travellers into the gulf below. This bridge was on the high-road, between Lima and Cuzco and hundreds of persons passed over it every day. It had been woven of osier by the Incas
more than a century before and visitors to the city were always led out to see it. It was a mere ladder of thin slats swung out over the gorge, with handrails of dried vine.  Horses and coaches and chairs had to go down hundreds of feet below and pass over the narrow torrent on rafts, but no one, not even the Viceroy, not even the Archbishop of Lima, had descended with the baggage rather than cross by the famous bridge of San Luis Rey. St. Louis of France himself protected it, by his name and by the little mud church on the further side. The bridge seemed to be among the things that last forever;
It was unthinkable that it should break. The moment a Peruvian heard of the accident he signed himself and made a mental calculation as to how recently he had crossed by it and how soon he had intended crossing by it again. People wandered about in a trance-like state, muttering; they had the hallucination of seeing themselves falling into a gulf.

The bridge of San Luis Rey - Thornton Wilder








miércoles, 3 de diciembre de 2014

dos mentes unidas o una misma mente

"Martin Buber cuenta en una de sus múltiples antologías que Rabi Elimelech estaba sentado una noche cerca de sus discípulos cuando un sirviente de buena fe le trajo un plato de sopa. Al querer devolverlo porque no tenía hambre, el rabino sin querer derramó el líquido sobre la mesa. Convencido de las posibles repercusiones antisemitas del incidente, uno de sus alumnos, Mendel de Rimanov, exclamó horrorizado: "Pero....¿qué ha  hecho usted, Rabi Elimelech? Ahora a todos los judíos nos mandarán a la  cárcel..." a lo que el maestro respondió: "No temas, hijo mío"  Algún tiempo después se supo que en aquel día, exacto a la misma hora, un edicto dirigido contra la población judía de Polonia fue presentado al emperador para ser firmado pero, pese a  que tenía la pluma lista, algo siempre lo interrumpía. Finalmente, dispuesto a consumar el acto de una vez por todas, el emperador, al extender la mano, sin querer volcó el tintero sobre el papel. Entonces rompió el edicto y prohibió que se lo trajeran de nuevo."
La parábola, a mi gusto, es asombrosa. Un lazo secreto y misterioso se extiende entre el emperador y el rabino, un vínculo milagroso, sobrenatural, o quizás meramente coincidencial:  uno derrama la sopa para que el otro, al perder el equilibrio, manche el documento legal y no perjudique a la minoría hebrea. Más allá de su circunstancia inmediata, ambos personajes están inevitablemente unidos por una fuerza superior: un Ojo secreto que rige su universo a partir de concomitancias y repeticiones, como si fuera una relojería inexplicable y perfecta y no un ars aleatoria .  Hechos así, no cabe duda, ocurren a diario sin que lo sepamos; y aunque fuésemos testigos, nuestra razón empírica los descartaría como imposibles e insensatos. El azar es arbitrario  y caótico y al caos -i.e., el orden del desorden- lo apreciamos pero sin respetarlo. ¡Cuán equivocados estamos!  A estas alturas de la Ilustración, que empezó con la Revolución Francesa y continúa luego de infinitas mutaciones, creemos (o queremos creer) que la nuestra es una realidad rígida, regida por leyes naturales fijas e inmutables, una realidad donde no hay cabida para milagros, donde las cosas son así y sanseacabó. Despreciamos la superstición y ninguneamos la religión. "Todo es cuantificable", nos repetimos una y otra  vez, "todo es lógico y constante, y ha sido dispuesto para que el criterio del científico lo estudie, analice y luego concluya que sí o que no, que hay que ver las cosas de esta manera o de aquella otra y nada más"

Antología de cuentos de terror y misterio - Ilán Stavans



lunes, 1 de diciembre de 2014

rituales de sanación

"El sacerdote le tocó suavemente el oído, recitando un ensalmo. Vertió en él unas gotas de bálsamo y la miró fijamente a los ojos tímidos. Y poco a poco, mientras la miraba así, asomó una sonrisa a sus labios y ella sonrió a su vez.  La verdadera influencia sobre los demás no es consecuencia de un momento de elocuencia ni de unas cuantas palabras bien elegidas, sino de la acumulación de toda una vida de pensamientos cuyo poso se asienta en la mirada. Y hay algo mejor que curar la enfermedad, y es aceptarla y compartir con el enfermo la aceptación. El dolor del oído no se le aplacó enseguida, pero Argo hizo creer a sus padres que así había sido, pues la otra curación no la habrían entendido, y durante toda la noche, en lugar de quejarse, apretó contra su oído la bolsita de hojas de laurel que él le había dado y revivió en su pensamiento aquel encuentro y aquella mirada. Desde entonces nunca volvió a intercambiar una palabra con el sacerdote, pero cuando coincidía con él en el camino, su corazón se llenaba de emoción; entonces lo saludaba tímidamente y sus párpados se entornaban en una rápida e íntima mirada, y él a su vez la obsequiaba con una discreta sonrisa apenas esbozada."

La mujer de Andros - Thornton Wilder