martes, 9 de diciembre de 2014

descubriendo caracteres

"Sobre un solo ser humano, tal y como realmente es, podría escribirse un libro entero, pero tampoco así se lo agotaría, y nunca se habría dicho todo sobre él. Si se rastrea, en cambio, la forma como uno piensa en una persona, cómo la evoca y la conserva en su memoria, se obtendrá una imagen mucho más simple: son unos pocos atributos los que llaman la atención de ella y la distinguen particularmente de otras. Uno exagera esos atributos a expensas de los restantes, y en cuanto los hemos llamado por su nombre, pasan a desempeñar un papel decisivo en el recuerdo que de esa persona guardamos. Constituyen aquello que más profundamente se nos ha grabado, son el carácter.
Así, cada cual lleva dentro de sí un sinnúmero de caracteres, estos conforman el tesoro de sus experiencias y determinan la imagen que él mismo se hace de la humanidad. No existen demasiados tipos humanos de esos, son transmitidos y se heredan de una generación a otra. Con el tiempo van perdiendo su agudeza y se convierten en lugares comunes. Un avaro, se dice, un necio, un loco, un envidioso.  Creo que sería provechoso inventar caracteres nuevos que aún no se hayan desgastado y vuelvan  a despertar nuestro interés por ellos. La tendencia a ver a los seres humanos en su diversidad es elemental y debe ser alimentada.  No debe dejarse desanimar por el hecho de que un ser humano completo esté integrado por mucho más de que pueda caber en un carácter semejante. Deseamos que los hombres sean de muy diversa índole, no querríamos que fuesen iguales aunque lo fueran. Puede que veamos a más de uno de esos caracteres como esbozos de personajes novelescos, otros son pretextos para autocontemplarse. A la primera ojeada uno encuentra conocidos, pero a la segunda se encuentra a sí mismo. Quizás esto irrite a quien solo puede verse revestido de solemnidad. Aunque por suerte hay muchos para quienes la verdad se halla por encima de la autocomplacencia. No es una verdad simple, pues acabaremos reconociéndonos en varios de esos  caracteres."

El testigo oídor - Elías Canetti



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