"En la versión paradigmática de la mesa familiar parece haber tres fases. En la primera te gradúas de la infancia para obtener un sitio en la mesa, donde te pasas varios años observando con cautela cómo se comporta la gente mayor que tú. En la segunda te empiezas a rebelar contra el orden de la mesa, contra los "modales de la mesa", que ahora te parece que encarnan todo lo que tiene de falso y de hipócrita la sociedad y la familia en particular. Tu rebelión puede llegar al punto de que te lleves un plato de comida al dormitorio y te lo comas ahí, o bien cojas la comida directamente de la nevera.
Luego, en la tercera fase -la fase que tú describes- vuelves a descubrir la mesa, como lugar de integración, y hasta empiezas a defender los valores de la mesa en contra de sus miembros más jóvenes y rebeldes.
Lo que me interesa son las costumbres que se han desarrollado alrededor de la mesa. Así pues, pese al hecho de que la mesa es precisamente un lugar al que llevas tus apetitos para satisfacerlos, el protocolo dicta que hay que refrenar ese apetito y -por lo menos formalmente- ceder el paso a los apetitos ajenos. ("Por favor, después de ti") Además saciar los propios apetitos en silencio atenta contra los "buenos modales": la mesa de la cena se convierte en una especie de cónclave donde se airean los asuntos familiares del tipo más superficial. En estas conversaciones familiares, la primera norma es que no hay que dar rienda suelta a las pasiones, por mucho que bullan bajo la superficie. (Esto es, por supuesto, lo que a los niños que se acercan a la edad de rebelarse les resulta más insufrible de las comidas familiares : lo que tienen de representación )
Tal vez haya otra fase en el paradigma. Los hijos ya han abandonado el nido y el padre y la madre se han quedado solos a ambos lados de la mesa. ¿Acaso hablarán entre ellos (obedeciendo, sin embargo, la norma que prohíbe el habla apasionada) o bien incurrirán en un silencio que se irá extendiendo, y enquistando, año tras año?."
Aquí y ahora - Cartas 2008-2011 - Paul Auster y J.M. Coetzee
" Ninguna aventura de la imaginación tiene más valor literario que el más insignificante episodio de la vida cotidiana" Gabriel García Márquez
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viernes, 27 de mayo de 2016
alrededor de la mesa
viernes, 2 de mayo de 2014
¿lealtades compulsivas?
"El comunismo apela a los impulsos más nobles del corazón humano, pero en su naturaleza hay algo que "engendra falsedad, que hace que la gente mienta y distorsione las cosas, que impone el engaño en las personas. ¿Porqué tiene que ser así? Lessing no lo sabe. "El fondo de estas aguas es más profundo que lo que yo he sido capaz de alcanzar" (p.92) Lo que sí sabe es que juró lealtad al Partido, que el partido la eligió para visitar Rusia como miembro de lo que se suponía que era una delegación de representantes de los intelectuales británicos, y que ella viajó allí. Por su dedicación a la gran causa, no publicó más tarde la verdad de lo que había visto en Rusia, aunque sí recuerda (ahora) que al menos un ciudadano ruso corriente estuvo dispuesto a arriesgar su vida para contar a la delegación que lo que les estaban mostrando era mentira. Ella no era simplemente un miembro de las bases del Partido, sino que pertenecía al grupo de escritores del Partido. "Acostumbrada como estoy a encontrarme en posiciones falsas ( a veces pienso que fui objeto de una maldición cuando estaba en la cuna) , aquella era la que superaba a todas", escribirá cuarenta años más tarde. Incluso llegó a escribir ficción de acuerdo con la prescripción del Partido, por ejemplo, en el muy antologado relato "Hambre" (sobre el que ahora escribe "Me avergüenzo de él" (pp131,108) .
"Stalin era mil veces peor que Hitler" . Si se ha investigado y denunciado a intelectuales como Martin Heidegger y Paul de Man por el apoyo que prestaron al nazismo, ¿qué ha de hacerse con los intelectuales que apoyaron a Stalin o al sistema estalinista, a los que prefirieron creer las mentiras soviéticas antes que las pruebas que tenían ante sus ojos? Lessing ejercita su conciencia moral sobre esta cuestión de gran calado, que lleva aparejada una segunda cuestión, igualmente perturbadora: ¿porqué esto ya no le importa a nadie?
Aunque Lessing despierta admiración por plantear estas preguntas que ya nadie hace, no puede decirse que las responda satisfactoriamente. Resulta extraño que explore en paralelo su pasado como miembro del Partido y su pasado como hija. En ambos casos, al mirar atrás comprende que su comportamiento no fue correcto, que fue incluso culpable. Además, en algún plano oscuro, en algún momento ella sabía que no estaba haciendo lo correcto. Pero aun con la mejor voluntad del mundo, no puede llegar al fondo del porqué hizo lo que hizo, y sólo puede extraer la conclusión de que fue presa de una compulsión, una compulsión de la que no fue víctima ella misma, sino que afectó a miles de personas. Como dice en el primer volumen, todo formaba parte del Zeitgeist."
Costas extrañas - J.M.Coetzee
"Stalin era mil veces peor que Hitler" . Si se ha investigado y denunciado a intelectuales como Martin Heidegger y Paul de Man por el apoyo que prestaron al nazismo, ¿qué ha de hacerse con los intelectuales que apoyaron a Stalin o al sistema estalinista, a los que prefirieron creer las mentiras soviéticas antes que las pruebas que tenían ante sus ojos? Lessing ejercita su conciencia moral sobre esta cuestión de gran calado, que lleva aparejada una segunda cuestión, igualmente perturbadora: ¿porqué esto ya no le importa a nadie?
Aunque Lessing despierta admiración por plantear estas preguntas que ya nadie hace, no puede decirse que las responda satisfactoriamente. Resulta extraño que explore en paralelo su pasado como miembro del Partido y su pasado como hija. En ambos casos, al mirar atrás comprende que su comportamiento no fue correcto, que fue incluso culpable. Además, en algún plano oscuro, en algún momento ella sabía que no estaba haciendo lo correcto. Pero aun con la mejor voluntad del mundo, no puede llegar al fondo del porqué hizo lo que hizo, y sólo puede extraer la conclusión de que fue presa de una compulsión, una compulsión de la que no fue víctima ella misma, sino que afectó a miles de personas. Como dice en el primer volumen, todo formaba parte del Zeitgeist."
Costas extrañas - J.M.Coetzee
martes, 1 de octubre de 2013
interpretando la máscara
"Bailar solo cobra sentido cuando se interpeta como otra cosa, algo que la gente prefiere no admitir. Esa otra cosa es lo verdaderamente importante: el baile no es más que la máscara. Sacar a bailar a una chica significa hacerle proposiciones; aceptar la invitación a bailar significa el consentimiento a las proposiciones; y bailar es la representación y prefiguración de la relación. Las correspondencias son tan obvias que se pregunta por qué la gente se molesta en bailar ¿Para qué arreglarse, para qué los movimientos rituales, para qué la gran parodia? "
Escenas de una vida de provincias - J. M. Coetzee
Escenas de una vida de provincias - J. M. Coetzee
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