domingo, 16 de marzo de 2014

lo que anuncian los choroyes

"Cuñifal" se había convertido en la reina-muda de toda la tribu, especialmente del cacique, que estaba ya bien restablecido; su "mal" la había hecho más bondadosa y más suave, incluso para con sus émulas.
Bandadas y más bandadas de choroyes pasaban volando sobre el valle y anunciando su paso con su bulliciosa algarabía; volaban sin vacilaciones, hacia los pinares de la montaña, donde vive como rey majestuoso de la flora andina, el "pehuén" capaz de desafiar la furia de los vientos y las del invierno implacable.
Toda la tribu se alegró con el paso vistoso de los choroyes; si no fuera por su algarabía, bien podría compararse cada bandada con un montón de hojas verdes y pétalos de flores llevado por el viento.
Era un anuncio infalible; ya estaban maduros los piñones, el fruto nutritivo y sabroso del "pehuén", verdadera "castaña mapuche", siempre deseada.
De todo el "mapu" y de todas las rucas, aún de las lejanas de junto al mar, salían los indígenas, especialmente las mujeres y los niños, hacia los contrafuertes andinos, a buscar piñones, mientras por el aire, lo hacían sus anunciadores y colaboradores, los floridos choroyes.
Era una verdadera migración de mapuches y de choroyes en busca del ansiado alimento.
"Cuñifal" y las otras mujeres del cacique partieron también hacia la montaña, bien provistas de rústicos sacos y canastos para recoger abundante cosecha.
Bien rodeadas iban de "huemalenes" y "pichihuentrus" que caminaban entusiasmados junto a sus madres, cual si fueran alegre bandada de choroyes en tierra.
"Cuñifal" iba feliz en su mutismo; le parecía presentir algo.
Y por bandadas iban llegando mapuches y choroyes a los pinares."

Nahuelbuta - Mariano José Campos Menchaca S.J.