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viernes, 10 de octubre de 2014

la indecencia básica de la pregunta

"Preguntar es el procedimiento básico de la relación totalitaria intersubjetiva:  no es necesario referirnos a casos tan ejemplares como el interrogatorio policíaco o la confesión religiosa; basta con recordar el abuso usual que se hace del enemigo en la prensa del socialismo real: cuanto más amenazadora es la pregunta "Quién está en realidad tras... [las demandas de libertad de prensa, de democracia] "Quién mueve en realidad los hilos de los llamados nuevos movimientos sociales? ¿Quién habla en realidad a través de ellos?", que la afirmación vulgar directa y positiva "Aquellos que piden libertad de prensa lo que en realidad quieren es abrir el espacio para la actividad de los poderes contrasocialistas y disminuir así la hegemonía de la clase obrera..."
El poder totalitario no es un dogmatismo que tenga todas las respuestas; es al contrario, la instancia que tiene todas las preguntas.
La indecencia básica de la pregunta consiste en su impulso a poner en palabras lo que habría que dejar sin decir, como en el conocido diálogo: "¿Qué estabas haciendo?" "Tú lo sabes" "Sí, pero quiero que tú me lo digas" Cuál es la instancia en el otro, en su destinatario, a la que la pregunta se dirige? Se dirige a un punto en el que la respuesta no es posible, donde falta la palabra, donde el sujeto queda expuesto en su impotencia. Podemos ilustrar esto mediante el tipo de pregunta inverso, no la pregunta de la autoridad a sus súbditos [subjects], sino la p regunta del sujeto-niño a su padre: lo que trata de lograr este tipo de pregunta siempre es atrapar al otro que encarna la autoridad en su impotencia, en su incapacidad, en su falta.
Bodenhaimer articula esta dimensión a propósito de la pregunta del niño a su padre: "Papá, ¿porqué el cielo es azul? " -el niño en realidad no está interesado en el cielo, la verdadera apuesta de la pregunta es poner en manifiesto la impotencia  del padre, su incapacidad frente al hecho contundente de que el cielo es azul, su incapacidad para justificar este hecho, para exponer toda la cadena de razones que llevan a ello. El azul del cielo se convierte entonces no sólo en el problema del padre, sino en cierta manera en su falla. "El cielo es azul y tú no haces nada más que mirarlo como un idiota, incapaz de hacer nada por ello" Una pregunta, aun cuando sólo se refiera a un determinado estado de cosas, siempre hace al sujeto formalmente responsable de ello, aunque sólo de un modo negativo -responsable, es decir, de su impotencia frente a este hecho."

El sublime objeto de la ideología - Slavoj Zizek


viernes, 26 de septiembre de 2014

el otro motivo del impulso sexual

"San Agustín desarrolló su teoría de la sexualidad en uno de sus textos menores pero pese a ello cruciales, De nuptiis et concupiscentia. Su razonamiento es sumamente interesante porque desde el inicio difiere de lo que comúnmente se considera la premisa básica de la noción cristiana de la sexualidad: lejos de ser el pecado el que provocó la Caída del hombre, la sexualidad es, en cambio, el castigo, la penitencia por el pecado. El pecado original está en la arrogancia y el orgullo del hombre; se cometió cuando Adán comió del Árbol del Saber, queriendo elevarse a las alturas divinas y convertirse en amo de toda la creación. Dios castigó en consecuencia al hombre -a Adán- implantando en él un impulso -el sexual- que lo arrastra y que no se puede comparar con otros impulsos (hambre,sed y demás); un impulso que excede su función orgánica (reproducción de la especie humana) y que, precisamente por este carácter no funcional que tiene, no puede ser dominado, domeñado. En otras palabras, de haber permanecido Adán y Eva en el Jardín del Edén hubieran tenido intercambio sexual, pero habrían realizado la cópula de la misma manera que realizaron todos los demás actos instrumentales (arar, sembrar...), Este carácter excesivo, no funcional, constitutivamente perverso de la sexualidad humana, representa el castigo de Dios al orgullo del hombre y a su exigencia de poder.

El sublime objeto de la ideología - Slavoj Zizek







miércoles, 10 de septiembre de 2014

y después ¿qué?

"El hombre es -Hegel dixit- "un animal enfermo de muerte", un animal extorsionado por un insaciable parásito (razón, logos, lenguaje). Según esta perpectiva, la "pulsión de muerte" esta dimensión de radical negatividad, no puede ser reducida a una expresión de las condiciones sociales enajenadas, sino que define la condition humaine en cuanto tal. No hay solución ni escape, lo que hay que hacer no es "superarla", "abolirla", sino llegar a un acuerdo con ello, aprender a reconocerla en su dimensión aterradora y después, con base a este reconocimiento fundamental, tratar de articular un modus vivendi con ello.
Toda "cultura" es en cierto modo una formación-reacción, este núcleo traumático, este antagonismo radical por medio del cual el hombre corta su cordón umbilical con la naturaleza, con la homeostasis animal. No es sólo que la meta ya no consista en abolir este antagonismo pulsional sino que la aspiración de abolirlo es precisamente la fuente de la tentación totalitaria. Los mayores asesinatos de masas y holocaustos siempre han sido perpetrados en nombre del hombre como ser armónico, de un Hombre Nuevo sin tensión antagónica.
La misma lógica es aplicable a la ecología. El hombre en cuanto tal es "la herida de la naturaleza", no hay retorno al equilibrio natural. Para estar en conformidad con su entorno, lo único que el hombre puede hacer es aceptar plenamente esta fisura, esta hendidura, este estructural desarraigo, y tratar en la medida de lo posible remendar después las cosas. Todas las demás soluciones -la ilusión de un posible regreso a la naturaleza, la idea de una socialización total de la naturaleza- son una senda directa al totalitarismo. La misma lógica se aplica al feminismo: " no hay relación sexual", es decir, la relación entre los sexos es por definición "imposible" , antagónica, no hay solución final y la única base para una relación en cierta manera soportable entre los sexos es el reconocimiento de esta antagonismo básico, esta imposibilidad básica.
La misma lógica es aplicable a la democracia: es-para recurrir a la desgastada frase de Churchill -el peor de todos los sistemas posibles, el único problema es que no hay ningún otro que sea mejor. Es decir, la democracia siempre acarrea la posibilidad de la corrupción, del gobierno de la obtusa mediocridad. El único problema es que cada intento de eludir este riesgo inherente y de restaurar la democracia "real" acarrea necesariamente su opuesto, termina en la abolición de la democracia misma. Aquí se podría defender una tesis de que el primer posmarxista no fue otro sino el propio Hegel.  Según Hegel, el antagonismo de la sociedad civil no se puede suprimir sin caer en el terrorismo totalitario. Sólo después puede el Estado poner límite a sus desastrosos efectos."

El sublime objeto de la ideología - Slavoj ¨Zizek