miércoles, 10 de septiembre de 2014

y después ¿qué?

"El hombre es -Hegel dixit- "un animal enfermo de muerte", un animal extorsionado por un insaciable parásito (razón, logos, lenguaje). Según esta perpectiva, la "pulsión de muerte" esta dimensión de radical negatividad, no puede ser reducida a una expresión de las condiciones sociales enajenadas, sino que define la condition humaine en cuanto tal. No hay solución ni escape, lo que hay que hacer no es "superarla", "abolirla", sino llegar a un acuerdo con ello, aprender a reconocerla en su dimensión aterradora y después, con base a este reconocimiento fundamental, tratar de articular un modus vivendi con ello.
Toda "cultura" es en cierto modo una formación-reacción, este núcleo traumático, este antagonismo radical por medio del cual el hombre corta su cordón umbilical con la naturaleza, con la homeostasis animal. No es sólo que la meta ya no consista en abolir este antagonismo pulsional sino que la aspiración de abolirlo es precisamente la fuente de la tentación totalitaria. Los mayores asesinatos de masas y holocaustos siempre han sido perpetrados en nombre del hombre como ser armónico, de un Hombre Nuevo sin tensión antagónica.
La misma lógica es aplicable a la ecología. El hombre en cuanto tal es "la herida de la naturaleza", no hay retorno al equilibrio natural. Para estar en conformidad con su entorno, lo único que el hombre puede hacer es aceptar plenamente esta fisura, esta hendidura, este estructural desarraigo, y tratar en la medida de lo posible remendar después las cosas. Todas las demás soluciones -la ilusión de un posible regreso a la naturaleza, la idea de una socialización total de la naturaleza- son una senda directa al totalitarismo. La misma lógica se aplica al feminismo: " no hay relación sexual", es decir, la relación entre los sexos es por definición "imposible" , antagónica, no hay solución final y la única base para una relación en cierta manera soportable entre los sexos es el reconocimiento de esta antagonismo básico, esta imposibilidad básica.
La misma lógica es aplicable a la democracia: es-para recurrir a la desgastada frase de Churchill -el peor de todos los sistemas posibles, el único problema es que no hay ningún otro que sea mejor. Es decir, la democracia siempre acarrea la posibilidad de la corrupción, del gobierno de la obtusa mediocridad. El único problema es que cada intento de eludir este riesgo inherente y de restaurar la democracia "real" acarrea necesariamente su opuesto, termina en la abolición de la democracia misma. Aquí se podría defender una tesis de que el primer posmarxista no fue otro sino el propio Hegel.  Según Hegel, el antagonismo de la sociedad civil no se puede suprimir sin caer en el terrorismo totalitario. Sólo después puede el Estado poner límite a sus desastrosos efectos."

El sublime objeto de la ideología - Slavoj ¨Zizek


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.