lunes, 20 de octubre de 2014

atado por el teas-made

"No volví en mí hasta ya cerca de las tres y media, cuando Mrs. Irlam llamó a mi puerta. Me trajo encima de una bandeja de plata, por lo visto como deferencia especial de bienvenida, un aparato eléctrico cuya naturaleza me era desconocida. Se trataba, según me explicó, de una llamada teas-maid, una combinación de reloj despertador y máquina de hacer el té. El aparato, que era de brillante acero inoxidable y estaba colocado encima de un pedestal de chapa de color marfil, parecía, cuando al preparar el té salía vapor, una central eléctrica en miniatura, y la esfera del reloj fosforecía, como pude observar pronto al caer la tarde, en un suave color verde que me era familiar desde la infancia y por el que durante la noche siempre, inexplicablemente, me sentía protegido. Quizá sea ese el motivo por el que ahora, cuando pienso en la época de mi llegada a Manchester, me da la sensación de que fue el aparato que me trajo Mrs. Irlam, o Gracie -you must call me Gracie  había dicho - , a la habitación, ese aparato tan útil como singular, el que con su luminiscencia nocturna, su discreto borboteo matutino y su mera presencia a lo largo del día me hizo aferrarme en aquel entonces a la vida, cuando yo, encerrado como estaba en un estado para mí incomprensible de desapego, muy fácilmente podría haberme alejado de ella"

Los emigrados - W.G.Sebald






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