viernes, 30 de octubre de 2015

una fórmula de relajamiento

""Ya está arreglado", dijo tirando fuertemente de los nudos que había hecho, para probarlos. "Es un flamenco doble", dijo; le miré sin comprender. "Un flamenco doble" repitió. Ve usted, sirve también para los anzuelos. Cogió entonces un trozo de cuerda, sujetó uno de sus extremos y lo introdujo tres o cuatro veces en sí mismo hasta convertirlo en el eje de una espiral cuyas lazadas se hacían nudos dando un tirón. "En realidad -continuó- sólo es una variante del nudo doble de galera, y, en todo caso, enlazado o no, es preferible al del carpintero", y mientras hacía esta aclaración le daba rápidas vueltas y lo entrelazaba. Me sentí mareado. "Quien es capaz de hacer estos nudos en un santiamén ha alcanzado la perfección y puede echarse a dormir. Lo digo de veras, puede echarse a dormir, porque esto de los nudos es como el yoga, quizá el mejor de todos los sistemas de relajamiento. Se aprende practicando una y otra vez, primeramente en casa, no en el mar, en la tranquilidad del hogar, en los días lluviosos de invierno, y preferiblemente cuando uno tiene dificultades o está preocupado. No puede usted imaginarse cuántas veces he hallado de ese modo respuestas a problemas que me atosigaban".

La cerca de cactus - Walter Benjamin


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