viernes, 20 de junio de 2014

lugares privilegiados

"Servía de dormitorio a la gran duquesa la alcoba nupcial, una habitación pentagonal pintada de vivísimos colores, con una hermosísima vista sobre los bosques, las colinas y la curva del río a través de su soberbia ventana; habitación que aparecía adornada con un  friso de retratos ovales de novias principescas que en tiempos pasados esperaron aquí a su señor.  Aquí yacía Dorotea agarrada con sólidas cintas atadas a los pies de la cama, a manera de niño que juega al cochero, mientras su cuerpo exuberante y bello llevaba a cabo un rudo trabajo. La comadrona, doctora Guadebusch, una mujer culta y suave, con manos finas, pequeñas, cuyos ojos oscuros poseían un brillo misterioso a través de los gruesos cristales redondos de los lentes, ayudaba a la princesa, diciéndole:
- Ahora, pujad, pujad fuerte, alteza real!  ... Viene de prisa....Viene sin dificultad....La segunda vez....Esto no es nada.  Dignaos separar las rodillas...¡Siempre la barbilla contra el pecho!
La enfermera, igualmente vestida de lienzo blanco, ayudaba también, y durante las pausas iba y  venía de puntillas, con vasijas y vendajes, de un sitio para otro.  El médico de cabecera, con la bata de operaciones sobre el uniforme de médico jefe, vigilaba el parto; era un hombre sombrío, con barba gris, y cuyo párpado izquierdo parecía inmóvil. De cuando en cuando aparecía en la alcoba nupcial para darse cuenta de los progresos del parto la dama de confianza de Dorotea, camarera mayor de Palacio, baronesa von Schulenburg-Tressen, una señora corpulenta y asmática, de aspecto cursi, y que, sin embargo, acostumbraba presentarse en los bailes de Palacio con sus inmensos pechos al descubierto. Besaba la mano a su señora y tornábase a una habitación apartada, donde algunas flacas camareras conversaban con el gentilhombre de cámara, un conde Windich, que estaba de servicio. El doctor Sammet, que se había echado la bata blanca a la manera de un dominó sobre el frac permanecía en actitud discreta y atenta junto a la mesa tocador."

Alteza real - Thomas Mann



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