lunes, 16 de junio de 2014

Dios se vuelve hombre

"Con Caín, la primera rebelión coincide con el primer crimen. La historia de la rebelión, tal como la vivimos hoy, es mucho más la de los hijos de Caín que la de los discípulos de Prometeo.  En este sentido, es el Dios del Antiguo Testamento, sobre todo, quien movilizará la energía rebelde. Inversamente, es preciso someterse al dios de Abraham, de Isaac y de Jacob cuando se ha recorrido, como Pascal, la carrera de la inteligencia en rebelión. El alma que más duda es la que aspira al mayor jansenismo.
Desde este punto de vista el Nuevo Testamento puede ser considerado como un intento de responder, por anticipado, a todos los Caínes del mundo, suavizando la figura de Dios y suscitando un intercesor entre él y el hombre. Cristo ha venido a resolver dos problemas principales, el mal y la muerte, que son precisamente los problemas de los rebeldes. Su solución ha consistido en primer lugar, en cargar con ellos. Ni el mal ni la muerte no le son ya absolutamente imputables, puesto que ha sufrido y muerto. La noche del Gólgota no tiene tanta importancia en la historia de los hombres más que porque en estas tinieblas la divinidad, abandonando ostensiblemente sus privilegios tradicionales, ha vivido hasta el final, incluida la desesperanza, la angustia de la muerte. Así se explica el Lama sabactani y la horrorosa duda de Cristo en la agonía. La agonía sería ligera si estuviese mantenida por la esperanza eterna. Para que el dios sea hombre es preciso que desespere."

Ensayos -El hombre rebelde-  - Albert Camus


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