jueves, 12 de junio de 2014

pegada al suelo

"Hoy como nunca te extraño y te deseo Diego, tu gran corpachón llenaba todo el estudio.  No quise descolgar tu blusón del clavo en la entrada:  conserva aún la forma de tus brazos, la de uno de tus costados. No he podido doblarlo ni quitarle el polvo por miedo a que no recupere su forma inicial y me quede yo con un hilacho entre las manos. Entonces, sí, me sentaría a llorar. La tela rugosa me acompaña, le hablo. Cuántas mañanas he regresado al estudio y gritado:  "¡Diego, Diego!" cómo solía llamarte, simplemente porque desde la escalera atisbo ese saco colgado cerca de la puerta y pienso que estás sentado cerca de la estufa o miras curioso por la ventana."

Querido Diego, te abraza Quiela - Elena Poniatowska


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