viernes, 24 de junio de 2016

ateos confundidos

"- Hay una condición, sin embargo...-dije prudentemente-, Una condición que no es anodina.
Asintió lentamente con la cabeza.
-¿Cree...? ¿Cree que soy una persona que podría convertirse al islam?
Agachó la cabeza, como si se abismara en intensas reflexiones personales, luego, alzando la mirada hacia mí, respondió:
- Sí.
Acto seguido me dedicó de nuevo una sonrisa luminosa, cándida. Era la segunda vez que me la ofrecía y la impresión no fue tan fuerte pero, de todas formas, su sonrisa seguía siendo terriblemente eficaz. En todo caso, ahora él tenía la palabra.  [........]
No es católico, cosa que hubiera podido suponer un obstáculo...-prosiguió lentamente.
No, en efecto; eso no podría decirse.
- Y tampoco creo que sea realmente ateo. Los verdaderos ateos, en el fondo, escasean.
-¿ Eso cree? A mí me daba la impresión, en cambio, de que el ateísmo estaba universalmente extendido por el mundo occidental.
- En mi opinión, es superficial. Los únicos verdaderos ateos a los que he conocido eran rebeldes,; no se contentaban constatando fríamente la no existencia de Dios, rechazaban esa existencia, a la manera de Bakunin; " Y aunque Dios existiera habría que deshacerse de él", eran ateos a la manera de Kirilov, rechazaban a Dios porque querían colocar al hombre en su lugar, eran humanistas, tenían una idea muy elevada de la libertad humana, de la dignidad humana. ¿Supongo que tampoco se reconoce en ese retrato?
No, en eso tampoco, en efecto; sólo oír la palabra humanismo ya sentía unas ligeras ganas de vomitar...
-Lo que ocurre- prosiguió- es que la mayoría de la gente vive la vida sin preocuparse de esas cosas, que les parecen demasiado filosóficas; sólo piensan en ello cuando se ven confrontados a un drama, como una enfermedad grave o la muerte de un allegado. Y eso es lo que ocurre en Occidente, porque en el resto del mundo los seres humanos mueren y matan en nombre de esas cuestiones, llevan a cabo guerras sangrientas, y eso desde los orígenes de la humanidad:  los hombres se matan por cuestiones metafísicas y no por puntos de crecimiento ni por el reparto de los territorios de caza. Pero, incluso en Occidente, en realidad el ateísmo no tiene ninguna base sólida. Cuando hablo de Dios a la gente, suelo comenzar prestándoles un libro de astronomía..."

Sumisión - Michel Houellebecq


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