viernes, 17 de junio de 2016

el calor del hogar

"Al llegar a mi casa me serví una buena copa de vino y me sumergí en En familia, la recordaba como una de las mejores novelas de Huysmans y de inmediato recuperé el placer de la lectura milagrosamente intacto, después de veinte años también en este caso. Tal vez nunca se había expresado con semejante dulzura la tibia felicidad de las parejas viejas:  "André y Jeanne pronto no tuvieron más que beatas ternuras, maternales satisfacciones durmiendo juntos algunas veces, tumbándose simplemente para estar uno al lado del otro, para charlar antes de volverse de espaldas y dormirse."  Era bonito, pero ¿era verosímil? ¿Era un horizonte factible hoy? A todas luces estaba ligado a los placeres de la mesa:  "La glotonería se había introducido en ellos como un nuevo interés, aportado por la creciente ausencia de de sus sentidos, como una pasión de sacerdotes que, privados de placeres carnales, relinchan ante manjares delicados y  vinos añejos".  Ciertamente, en la época en que la mujer compraba y pelaba ella misma la verdura, preparaba las  carnes y cocía a fuego lento los estofados durante horas, podía desarrollarse una relación tierna y alimenticia; la evolución de los condicionamientos alimentarios hizo olvidar esa sensación que, además, Huysmans lo confesaba con franqueza, no era más que una flaca compensación de la pérdida de los placeres carnales. Él mismo, en su propia vida, no había vivido en familia con una de esas mujeres "hogareñas", las únicas que, con las "muchachas", pueden convenir al literato según Baudelaire observación aún más acertada ya que la muchacha puede perfectamente con los años, transformarse en mujer hogareña, que es incluso su deseo secreto y su inclinación natural. Al contrario, y después de un período "disoluto" ciertamente relativo, se inclinó por la vida monástica y hasta ahí lo dejé.  Tomé En camino, intenté leer unas páginas y me sumergí de nuevo en En familia , decididamente la fibra espiritual era casi inexistente en mí y era una lástima porque la vida monástica aún existía, idéntica desde hacía siglos, mientras ¿dónde se podrían encontrar ahora mujeres hogareñas? En la época de Huysmans a buen seguro aún existían, pero el entorno literario en el que se movía no le permitió conocerlas. La facultad no era un entorno mucho más favorable, a decir verdad.   Myriam, por ejemplo, ¿hubiera podido, con el paso de los años, transformarse en una mujer hogareña?"

Sumisión - Michel Houellebecq


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