"No recuerdo nada de los primeros años de mi vida, solo cuando fui creciendo lo que era obvio para el resto me comenzó a parecer obvio. Había algo raro en mí, algo misterioso. La gente me trataba de una manera extraña a veces.
Qué raro.
Creía que mi mano se la había comido la Panchita, mi gata.
Qué raro.
Había algo malo en mí, lo sentía a veces, algo no estaba bien. Oía susurrar a mis padres cosas sobre mí que no entendía. Los niños hablaban al oído con los adultos y luego me señalaban.
Era como si todos supieran un secreto.
Yo tenía algo que no se podía decir."
El cuaderno de Ana María - Ana María Haebig
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