viernes, 25 de marzo de 2016

una búsqueda que nos define

"La felicidad es indefinible, pero es también una evidencia irrefutable cuando se la ha experimentado. Dice Ladislaus Boros que si pudiéramos describir la felicidad, "habríamos descubierto la lengua para hablar sobre el cielo" y se lamenta del contraste que existe entre la habitual elocuencia del hombre para referirse al dolor y su pobreza expresiva para hablar de la alegría.  Pero si bien es imposible decir lo que la felicidad es, se puede, en cambio, indicar lo que no es, mostrando de este modo indirecto tanto lo que nos aleja de ella como lo que nos permite alcanzarla. Ya Séneca enseñaba que todos los hombres quieren vivir felices, pero que en su búsqueda de la felicidad van a tientas y que no es fácil lograrla, si han errado el camino.  De hecho, cada cual parecería concebirla a su manera.  Muchos la buscan en el éxito y en los logros exteriores; en la gloria y en el poder del mundo.  Otros, en el placer y en la satisfacción sensual de los apetitos.  Sólo algunos la perciben como el premio de la plenitud de una vida y de la autorealización personal. El bien, señaló Aristóteles, es casi indefinible, porque es diferente para los distintos hombres.  Y Ortega decía que todo lo que el hombre hace lo hace para ser feliz y que, precisamente por eso, las circunstancias, de su felicidad nos permiten conocer "el íntimo perfil de su yo".  Tal vez ningún propósito humano defina mejor, con mayor hondura y sutileza, la calidad del nivel de ser de una vida, que su personal búsqueda de la felicidad."

El temor y la felicidad - Sergio  Peña y Lillo


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