miércoles, 24 de junio de 2015

la mirada inaprensible

Estaba tendida en un diván de piel azul muy blando. A Coz le gustaba el diván, según le había contado, porque eso les ahorraba tener que establecer contacto visual.
—¿No te gusta el contacto visual? —le había preguntado una vez Sasha. Le parecía raro que un psicoanalista admitiera algo así.
—Me cansa —había respondido él—. Así los dos podemos mirar hacia donde queramos.
—¿Y tú hacia dónde sueles mirar?
Él sonrió.
—Ya ves las opciones que tengo.
—Pero ¿qué miras normalmente? Cuando tienes gente en el diván, quiero decir.
—Nada en concreto —dijo Coz—. Al techo. Al vacío.
—¿Y alguna vez te has quedado dormido?
—No.
Normalmente Sasha miraba hacia la ventana, que daba a la calle, y en la que aquella noche, mientras iba contando su historia, se arremolinaba la lluvia. Había visto la cartera, apetecible y madura como un melocotón. La había sacado del bolso de la mujer y se la había guardado en el suyo, más
pequeño, cerrando la cremallera antes incluso de que dejara de oírse el sonido del pis. Luego abrió la puerta del baño, cruzó el vestíbulo flotando y volvió al bar. Sasha y la dueña de la cartera no se vieron las caras."

El tiempo es un canalla - Jeniffer Egan







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