jueves, 8 de agosto de 2013

¿qué será lo que quiere el pueblo?

"Tras la puerta entreabierta, la señora Péricand adivinaba la presencia de los otros criados; la doncella, Madeleine, llevada por la preocupación, llegó incluso a acercarse al umbral, infracción a las normas que la señora Péricand interpretó como un mal augurio.  Del mismo modo, cuando se produce un naufragio todas las clases sociales se juntan en cubierta.  Pero el pueblo no sabía mantener la calma. ´´Cómo se dejan llevar...¨, pensó la señora Péricand con desaprobación.  Era una de esas burguesas que creen en el pueblo. ´´No son malos, si sabes manejarlos´´, solía decir en el tono indulgente y un tanto apenado con que se habría referido a un animal enjaulado.  Presumía de conservar a sus criados por mucho tiempo.  Si caían enfermos, ella misma se encargaba de cuidarlos.  Cuando Madeleine había tenido anginas, la señora Péricand le había preparado los gargarismos personalmente.  Como el resto del día no tenía tiempo, lo hacía por la noche, a la vuelta del teatro.  Madeleine se despertaba sobresaltada y no mostraba agradecimiento hasta pasado un rato, y además de forma bastante fría, pensaba la señora Péricand.  Así era el pueblo; nunca estaba satisfecho y, cuanto más se desvivía una por él, más voluble e ingrato se mostraba. Pero la señora Péricand no esperaba más recompensa que la del Cielo."

Suite francesa - Iréne Némirovsky


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