domingo, 18 de agosto de 2013

pastelero a tus pasteles

"Tengo llamó al amigo que lo sustituía en la academia y le preguntó cómo iban las cosas. El amigo le respondió que todo iba bien.
"-¿Qué tal tu padre?- añadió éste.
- Sigue en coma. Respira y tiene la temperatura y la tensión bajas, aunque estables. Pero está inconsciente. Seguramente no sufre. Es como si se hubiera ido al mundo de los sueños.
-Quizá sea una buena forma de morir. - comentó el otro sin mostrar el menor sentimiento. Lo que había querido decir era : <Quizá mi manera de hablar resulte poco delicada, pero, pensándolo bien, tal vez, en cierto modo, sea una buena forma de morir>. Había omitido el preámbulo. Tras pasar varios años en la facultad de Matemáticas, se había acostumbrado a hablar con elipsis. En él no era algo artificial.
-¿Te has fijado en la luna últimamente?- le preguntó de repente Tengo. Si había alguna persona en el mundo a la que no le hubiera extrañado que le preguntaran de pronto por la luna, era su amigo.
Pensó un poco antes de responder:
-Pues ahora que lo dices, no, no recuerdo haberme fijado en la luna en estos días ¿Qué le pasa?
-Cuando tengas un rato libre échale un  vistazo. Quiero ver qué te parece.
¿Qué me parece? ¿En qué sentido?
-En cualquier sentido. Quiero saber qué piensas al verla. Hubo una breve pausa.
-A lo mejor me resulta difícil explicarte lo que pienso.
-No te preocupes. Lo importante son sus características manifiestas.
-¿Quieres que mire la luna y te diga lo que pienso de sus  características manifiestas?
-Sí- dijo Tengo- Tú mírala. No hace falta que pienses nada.
-Hoy está nublado y no se verá, pero la próxima vez que esté despejado la miraré. Si me acuerdo, claro.
Tengo se lo agradeció y colgó. Si se acordaba. Ése era el problema de los matemáticos. En todo lo que no les concernía directamente, su memoria tenía una vida muy corta"

1Q84 - Haruki Murakami


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