domingo, 20 de abril de 2014

la memoria del tiempo

"Algo me fue dado, algo me fue quitado. Lo que está definitivamente ausente en mi infancia:  haber  tenido un padre, haber crecido al lado de él en la dulzura del hogar familiar.  Sin nostalgias y sin extraordinaria ilusión sé que esto me faltó. Cuando un hombre, día tras día, mira cambiar la luz en el rostro de la mujer que ama, cuando espía cada resplandor furtivo de su hijo. Todo esto, que jamás ningún retrato ni ninguna foto podrá captar. Pero me acuerdo de todo lo que recibí cuando llegué por primera vez a Africa:  una libertad tan inmensa que me quemaba, me embriagaba y la gozaba hasta el dolor.
No quiero hablar de exotismo; los niños son absolutamente ajenos a este vicio.  No porque vean a través de los seres y de las cosas, sino porque, justamente, sólo ven eso:  un árbol, un hueco en la tierra, una colonia de hormigas constructoras, una banda de chicos turbulentos en busca de un juego, , un  viejo de ojos nublados que tiende una mano descarnada, una calle en un pueblo africano un día de mercado, eran las calles de todos los pueblos, todos los chicos, todos los árboles, todas las hormigas.  Ese tesoro está  siempre vivo en el fondo de mí y no puede ser extirpado. Mucho más que de simples recuerdos, está hecho de certezas.
Si no hubiera tenido ese conocimiento carnal con Africa, si no hubiera recibido esa herencia de mi vida antes de mi nacimiento, ¿en qué me hubiera convertido?
Hoy existo, viajo, a mi vez he formado una familia y me he arraigado en otros lugares. Sin embargo, a cada instante, como una sustancia etérea que circula entre las paredes de lo real, me siento traspasado por el tiempo de otra época, en Ogoja.  Por bocanadas me sumerge y me aturde. No sólo esta memoria de niño, extraordinariamente precisa para todas las sensaciones, los olores, los gustos, las impresiones del relieve y el sentimiento de duración.
Ahora, al escribirlo, lo comprendo. Esa memoria no es sólo mía. Es también la memoria del tiempo que precedió a mi nacimiento, cuando mi padre y mi madre caminaban juntos por las rutas del país alto, en los reinos del oeste de Camerún."

El africano - J.M.G Le Clézio



2 comentarios:

  1. Cómo quiero este libro!. En parte, es la infancia de todos.

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    1. cierto...el autor logra un ambiente muy especial

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